La industria está de enhorabuena, o
eso dicen. Han conseguido cerrar las webs de enlaces "Series
Pepito" y "Peliculas Pepito". Además, viendo las barbas de su
vecino arder, Series.ly ha puesto las suyas a remojar. Que han
quitado los enlaces a contenidos pirata, vaya. Algunos, en la
industria están muy satisfechos y eso es lo que me preocupa, que a
día de hoy ni siquiera han sido capaces de hacer un diagnóstico del
problema. La solución, por tanto, está a años luz.
Dicen que los Pepitos se habían
embolsado más de un millón de euros. La cifra está en cuestión,
pero da igual, dejémoslo en "mucho dinero". Si la comparas con
las pérdidas de la distribución de cine, es tentador hacer un
ejercicio de equivalencia muy básico y pensar que lo que unos
pierden otros ganan. Si buscas a quién se beneficia encontrarás al
culpable. Decididamente, esta vez no.
Mucho antes que las webs de enlaces
vieran la oportunidad de forrarse, la piratería ya estaba
perfectamente asentada y se basaba en un concepto muy sencillo:
compartir. Cualquiera que no sea muy joven recordará el tiempo de
las cintas. Ese amigo que se compraba el disco y te lo dejaba para
que lo grabaras en cinta, y de tu cinta a otra cinta. No
necesitábamos webs de enlaces que nos marcaran el camino. Y después,
llegó el P2P y el archivo que uno tenía en su ordenador lo
descargaban muchos "amigos" desconocidos. El concepto era mismo,
pero globalizándolo y aumentando brutalmente su alcance. Nuevamente,
no hacía falta ninguna web de enlaces, solo utilizar el buscador de
la aplicación. Si cerrasen todas las webs de enlaces del mundo,
podríamos volver a usar algo parecido al eMule. En definitiva,
las webs de enlaces no son condición necesaria, ni mucho menos, para
que la piratería siga funcionando. Solo son elementos con pocos
escrúpulos que han aprovechado una posibilidad de negocio, en un
nuevo sistema. Ofrecen un servicio añadido, con fichas de películas,
listados de estrenos, y todo lo que se les pueda ocurrir, para
conseguir que la comunidad pirata pase por sus puertas.
Os voy a contar cuál es el problema de
la industria, porque sí, yo lo sé: los consumidores gastan cada
vez menos dinero en sus productos. Es ese y no otro. Y la
piratería es una causa. De hecho, es una de ellas. Sin embargo,
parece que la industria ha olvidado realmente cuál es su problema,
con una equivalencia torcida entre el problema y su causa. De esta
manera, descorchan botellas de champán con el el perjuicio que le
causan a sus archienemigos, los Pepitos, sin darse cuenta de que eso
no va a hacer que aumenten ni en un euro, sus ingresos. Podría
llegar un momento en que acabasen con todos los malvados proveedores
en enlaces y ya entonces, podrían morir felices, sabiéndose los
ganadores morales de la guerra, al tiempo que cierran definitivamente
sus negocios porque ya no son rentables.
Podemos preguntarnos si los derechos de
autor son una cuestión moral o un modelo de negocio. Podemos hablar
de los problemas éticos a la hora de cerrar o bloquear una
publicación. Incluso el acceso libre a la cultura frente a los
derechos de quienes la crean. Nada de eso me interesa. Solo
hay un tema sobre el que ahora me gustaría que se hablase: cómo va
a sobrevivir el cine. ¿Quién va a pagar los costes de
una producción? Es un tema complejísimo. Por supuesto, yo no tengo
la solución, pero intuyo que pasa por flexibilizar el sistema, que
ahora mismo es un mastodonte de procesos lentos y caminos cerrados.
Pasan meses hasta que podemos acceder a algunas películas. Un
ejemplo anecdótico, pero que nos recordará a otros muchos casos:
Tom à la ferme, una de mis películas favoritas de 2013 no se
ha visto en cines en España (a pesar de que la nueva película de
Dolan, Mommy, ya está en cartelera) y después de un paso
puntual por esa plataforma esencial que es Filmin, ahora no está
disponible de ninguna manera en nuestro país. No la puedo comprar,
no la puedo alquilar. Eso sí, volví a verla el otro día gracias a
que está disponible en el mercado pirata, en perfecta calidad, en
versión original. Os pasaría un enlace pero si lo hago, podrían
cerrarnos Precríticas.
Mientas el sistema se desmorona,
algunos intentan sacar adelante propuestas como Filmin, que se ve
constantemente complicada por el sistema de derechos, tiempos, quejas
de otros exhibidores tradicionales. Otros se dedican a cerrar a los
Pepitos y aplaudir como en una película de polis y cacos, como Los
Intocables de Eliot Ness luchando contra el imperio del crimen,
sin darse cuenta de que no ven mejorar ni un ápice su situación con
toda esta energía gastada. Los usuarios de Series Pepito tardarán
un par de minutos en encontrar su nueva web de enlaces preferida. Y
ni siquiera la necesitan.
Estas webs han conseguido hacer mucho
dinero y eso debería lleva a alguna reflexión. Ese dinero proviene
de la publicidad online, un valor poco explorado por la industria, y
de usuarios premium: es decir, de gente dispuesta a pagar por
contenidos. Está claro que su gran ventaja es que no tienen que
pagar derechos de autor. De hecho, en realidad, ellos solo
proporcionan el enlace, ni compran ni venden, solo dan servicio. Pero
no es su falta de gasto la única ventaja, aunque sea la mayor.
También son más flexibles, más rápidos, más completos, más
cómodos. En definitiva, el servicio pirata, hoy en día, es
infinitamente superior al de pago, porque carecen de los
innumerables impedimentos con los que se encuentra la oferta legal. Y
esto es lo que no podemos consentir, que el servicio de pago sea
peor. El acceso a contenidos pirata funciona como un tiro en todos
los sentidos. Ver cine en perfecta calidad que no se estrenará en
nuestro país hasta dentro de meses (o incluso, nunca). Distribución
centralizada. Archivos flexibles. ¿Os imagináis que un negocio
clandestino de coches robados diera mejor servicio que un
concesionario? Un disparate. Eso es lo que está ocurriendo. La
industria se queja de que es imposible competir contra la oferta del
todo gratis, pero lo que está claro es que será muy difícil
hacerlo con un servicio mucho peor. No basta con que existan opciones
como Filmin, hace falta que el sistema sea mucho más flexible para
que pueda crecer.
Por otro lado, habría que pensar qué
pasa con ese dinero que dejan de ganar los Pepitos. Sería ingenuo
pensar que va a volver a la industria. Simplemente se repartirá
entre el resto de su competencia y en el caso altamente improbable de
que algún día todas las webs de enlaces se cerraran, ese dinero
simplemente desaparecería, porque como comentaba antes, los usuarios
de contenidos piratas podrían seguir accediendo, sin pasar por los
anuncios esta vez. Está bien que se alegren de que algunos ya no se
aprovechen del trabajo ajeno, pero, ¿y si somos menos combativos y
más inteligentes? ¿Y si, mientras la industria no se hace fuerte
para conseguir ser una verdadera alternativa legal, obligamos a
estas webs a pagar un altísimo porcentaje de sus ganancias para la
causa? Al fin y al cabo, ganan dinero con material ajeno, aunque
tuvieran que ceder un 75%, seguiría resultándoles rentable. Ese
dinero podría emplearse en subvenciones a la exhibición o a la
distribución, o incluso a la producción. Y como nos dicen, es mucho
dinero. Si la alternativa es el cierre, no se van a negar. Obviamente
esto plantea enormes complejidades legales, pero en definitiva es una
cuestión de voluntad. Desde luego que no es el ideal, pero podría
llevarnos a mejorar las cosas, en lugar de desperdiciar toda un
mercado negro que está dando muchos beneficios. Más allá de la
idea concreta, quiero hacer hincapié en que hay dinero en el mundo
del consumo de contenidos, sea pirata o no. Deberíamos ser capaces
de articularlo. Y si alguien idea un sistema por el que el cierre de
una web de enlaces resulta rentable a la industria, adelante. De
momento, no tiene ese efecto.
Aunque si lo que queremos es descorchar
champán, entonces no. Que cierren a Don Pepito y a Don José, y
cantemos alegres mientras vemos como nuestro cine se va a la mierda. Quizá el anuncio cansino de la campaña "crea cultura" que ponen al inicio de las sesiones de cine (a los espectadores que sí han pagado) con trabajadores desapareciendo de forma muy vistosa, deberían ponérselo a la Industria (he usado la mayúscula) porque quizá son ellos quien más se deben mentalizar de que mientras siguen atascados, miles de personas pierden su puesto de trabajo. El anuncio empezaría así "Cada vez que das un mal servicio a tus usuarios...".