El significado de 'La tortuga roja'


23 de Agosto de 2016
por Iñaki Ortiz

Pareja

La simbología de La tortuga roja es bastante abierta, lo suficiente como para que no haya una interpretación correcta sino más bien un conjunto de grandes temas sobre la mesa. La naturaleza, la vida, la familia. Y a nivel emocional, la frustración, la paz interior, la lucha. No pretende rematar una moraleja o un mensaje demasiado nítido, aunque alguna de sus figuras visuales son muy directas. Yo expongo mi visión global, que es simplemente la mía. Además, dejo fuera algunos elementos interesantes como la relación de pareja que se expone con dulzura, con sus penas y sus alegrías. Podríamos incluso hacer una lectura religiosa en torno al paraíso, al pecado original, el pudor de la desnudez... Tampoco es tema de este texto la bellísima animación, sugerente, fruto de la unión de Ghibli con el equipo europeo. Por último, aclarar que esto va dirigido principalmente a quien ya haya visto la película.

 

Enfrentamiento con la naturaleza

El protagonista llega a la isla violentamente. Desde la civilización -expresada siempre como lo que hay más allá del mar- a la naturaleza -una isla virgen. Inmediatamente se establece una relación de antagonismo. La isla como prisión. La naturaleza, como amenaza letal, como reto a superar. Y la manera de superar ese reto se encuentra en la tecnología. El náufrago rápidamente construye una balsa y se dispone a escapar. Cuando la naturaleza se lo impide, no tarda en crear una aún más grande, con un diseño más complejo, sin importar los árboles que tenga que llevarse por delante. Usa la naturaleza para escapar de ella a través de la tecnología.

El hombre y la tortuga

Sueña con su un puente interminable de madera que le hace volar a su mundo, ese que prácticamente niega la existencia del entorno natural. Finalmente, consigue identificar el elemento que le impide escapar, la gran tortuga roja. Al principio le cuesta verla, de una manera inverosímil no puede verla por más que mira a un lado y a otro. Después, aunque al menos consigue señalar su obstáculo, no lo comprende. Pero esa incomprensión del medio no es impedimento para intentar dominarlo y traza un plan violento, armado una vez más con la ventaja de las armas racionales, golpea la tortuga y la pone patas arriba. Al mismo tiempo pone patas arriba su mundo, al entender por fin, que lo que le ata a la isla está en su propio interior. Lo entiende al sentir remordimientos por esa tortuga sobre su caparazón -es una figura visual tan potente que incluso se usaba en el test de Voight Kampff para buscar reacciones humanas. No hay un muro que le impida salir, hay una atracción hacia el mundo natural que no le deja escapar. La empatía con la tortuga que sufre le recuerda su pertenencia al mundo natural, y desde ese momento, la confrontación termina y se convierte en armonía. Cuida de la tortuga, aunque sea demasiado tarde, y así, la tortuga toma forma humana, y se expresa esa comunión con la naturaleza a través de la idea del amor humano. La naturaleza pasa a formar parte de una categoría que ya está a su nivel, que ahora respeta.

 

Convivencia con la naturaleza

De la unión de la pareja -el humano y la naturaleza- nace un niño que convive con ambos mundos. Su manera de relacionarse con la isla es más intuitiva, su forma de nadar, de jugar con las tortugas. Un día llega un elemento de una civilización, que él desconoce, una botella de cristal, algo bello que no puede provenir de las formas naturales. Su aparición le obsesiona, le genera preguntas. El padre le explica lo que hay al otro lado. La madre le indica lo que hay en medio -la tortuga. El mismo objeto que sirve para representar la civilización, vale para representar cómo se siente el hijo cuando compara el agua de la botella con el horizonte: se siente encerrado, en una versión pequeña del mundo, como un pez en una pecera. Como cualquier joven, quiere salir del hogar y vivir su propia vida. Quiere conocer ese mundo nuevo, pero para conseguirlo no recurre a un confrontación con el medio. Lo que para su padre era un muro, para él es un puente. Las tortugas que le separaban de la civilización para él son un medio para llegar a ella. Para el hijo, el mundo natural y el de los hombres ya no es una disyuntiva, porque lo entiende como un todo complementario.

El hijo y la naturaleza

En definitiva, una historia que puede representar un cambio de paradigma que estamos viviendo en nuestra sociedad. Una sociedad que viene de una confrontación total con la naturaleza, especialmente desde la revolución industrial -no queda claro en qué época está ambientada la película pero bien podría ser esa. Una sociedad en la que las nuevas generaciones poco a poco van comprendiendo que el progreso y la necesidad de avanzar no solo no está enfrentado a la naturaleza sino que ambos son aliados. Una vida inteligente, eficiente y natural. Una sociedad que aprende de los errores de sus padres sin renunciar a sus logros y a sus sueños.




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La tortuga roja

 (La tortue rouge)
Director: Michael Dudok de Wit
Actores:
 



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