Ya he hablado varias veces de este corto, Sangre de Unicornio de Alberto Vázquez. Cuando pasó por la Semana de Terror 2013, en donde llamó poderosamente mi atención. Después volví a verlo en la muestra de cortos experimentales LABO (provenientes del fesival de Clermont-Ferrand). Ahora lo recupero porque ya está disponible el corto entero online y lo podéis juzgar vosotros mismos. Os recomiendo verlo en condiciones (pantalla completa y atención dedicada). No en descanso del trabajo, si no con calma. Solo son 8 minutos de vuestra vida y es un cortometraje muy sensorial y ambicioso.
El corto comienza con una música de
violencia hardcore que deja pasar a unos ositos entrañables en tonos
rosas. Todo parece indicar que nos encontramos ante una gamberrada
que pretende transgredir unas imágenes ñoñas e infantiles con una
historia más adulta. Y mucho de eso hay, consiguiendo diálogos
divertidos. Pero poco a poco vamos viendo que la propuesta es mucho
más ambiciosa.
Contrastes bruscos de tono, con efectos
sonoros punzantes que combinan con imágenes de heridas aún más
hirientes. Distorsiones de voz que acompañan a textos bíblicos
severos. Todo el corto está impregnado de una mitología y religión
de corte ancestral, de castigo y dolor. El resultado es siniestro y
poco a poco va provocando una sensación desagradable de malestar, de
cierta angustia, ante una sucesión de imágenes cargadas de doblez, crueldad y desamparo. La imagen de la debilidad y la marginación que
terminan resultando la esencia del ser humano, unido a un elemento
clave: el odio. Del antiguo testamento tenemos lo peor: la violencia,
el castigo, la fatalidad. Desde el génesis hasta Caín y Abel. Del nuevo testamento, el dolor y la culpa.
Todo esto con un eficaz estilo sencillo
de animación y con un enorme trabajo sonoro. Quiero destacar el
corte musical que da paso a los créditos finales, que complementa
esas imágenes conceptuales de evolución hacia el ser más terrible
de la creación, el humano. En cierto modo, el corto recorre el mismo
camino que la banda sonora: comienza con la fuerza violenta y cargada
de furia de Respirando odio, de Hongo para terminar en una música sofisticada, electrónica que parece
llevar más a la reflexión que a las emociones.
En 8 minutos, Sangre de unicornio consigue abordar varios temas importantes y generar una sensación
malsana e inquietante en el espectador. Bravo. Espeluznante.