Monsieur Verdoux 15/02/2011

El cine español: luces sombras y tinieblas

En España se hacen buenas películas, hay que reconocerlo. No muchas, pero si en una cantidad adecuada al tamaño del país, esto es lógico: somos un país pequeño, con un mercado limitado, y sin muchos recursos. Considerando estas limitaciones, la cantidad de películas de calidad aceptable que se hacen en España, es más que razonable.
Menos razonable resulta la gran abundancia de cine malo, que crece como los hongos a la sombra de la financiación pública. Esta lacra que inunda nuestras pantallas, al tiempo que vacía las salas de cine, se abre paso y consigue sortear de forma artificial las limitaciones que impone el mercado, al fomentarse desde las administraciones la existencia de una maraña de inútiles sin talento, que viven de la limosna sin dar pena, jugando a hacer cine sin saber lo que es, que lo único que consiguen con sus películas basura es reducir la calidad media del cine español a niveles próximos a cero.

En resumen, se dan las dos siguientes circunstancias que adornan nuestro paisaje cinematográfico:

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo (porque se hacen muchas películas malas)

La conclusión es bien clara, pero la dejo para el final, y así mantengo la tensión y tal.

Alex de la Iglesia y los otros

En medio de este panorama, Alex de la Iglesia es un cineasta que siempre ha gozado de mis respetos como tal, o sea por su trabajo, no por sus opiniones o posicionamientos filosóficos, o políticos, que ni siquiera me interesan, ni por su cara bonita, que no es el caso, si no simplemente porque realiza películas de calidad, que es lo único que puede hacer por mi un señor que se dedica a esto.
Por su trabajo, y no por otra cosa, forma parte de un escaso grupo de creadores que no llegan a la docena que llevan sobre sus hombros todo el peso del buen cine español, y que además, como carga añadida, deben soportar como compañeros de viaje al nutrido grupete de limosneros y pedigüeños que tienen aburridas hasta a las marsopas con su cine experimental.

Alex for president

En los últimos años no le he hecho mucho caso a la academia de cine, porque tengo por cierto que las producciones potables del cine español tiene poco o nada que ver con su quehacer. Con todo, ha logrado captar mi atención estas semanas por la famosa polémica de la dimisión anunciada de Alex de la Iglesia en relación con ciertas disidencias con la cultura oficial de este país que es el Ministerio de Cultura. De modo que para salir de dudas me he puesto a hacer los deberes, en particular visualizando los discursos de apertura de Alex de la Iglesia de las galas de 2010 y 2011.

Pues he aquí que el bueno de Alex, además de cineasta notable, hace también buenos discursos.

En la gala de 2010 abrió su discurso, refiriéndose a las damas y caballeros que poblaban la sala repanchingados muy monos ellos en las gradas, con conceptos tan poco cinematográficos como %u201Chay que ser humildes...%u201D o %u201Cno somos importantes, importante es salvar vidas en un hospital...%u201D, dosis demasiado elevadas de realismo, me temo, para oídos tan poco acostumbrados. Después añade que hay que ser agradecido con quien te da de comer (se refiere al espectador no a la administración) y que la gente del cine debe dejar de mirarse el ombligo, además de otras lindezas por el estilo. Claro el plumaje de tanto pavo real junto se niega a plegarse. Las sillas no se arrastraban porque estaban clavadas al suelo, y el crujir de dientes no se escuchaba en el video, pero más de uno tuvo que visitar al dentista al día siguiente. Sin embargo es evidente que en el orden de necesidades del ser humano la mayoría están por delante del cine: comer, vestirse, educarse, tener una vivienda, salud, trasporte... El cine es una necesidad muy poco importante que está al fondo de la lista, compitiendo en el ranking con el tabaco, los parques de atracciones, las vacaciones en Almería y la prensa rosa (si, ya se que algunos dejaríamos de comer por poder ver una buena película, pero estoy hablando de gente normal)

No satisfecho con lo cual, en la gala de 2011, va el tío y se despacha dando a conocer a quien todavía no se haya enterado, que lamentablemente es muy buena parte de la sala, ministra de cultura incluida, que internet es el presente del cine, no ya el futuro, y que hay muchos miles de espectadores que lo son a través de la pantalla del ordenador. Toma gancho de realidad directo a la mandíbula
La princesa Sinde, pasen y vean, asiste a la puya, impasible el ademán. Se sabe el centro de la atención, y chupa cámara de manera premeditada, en un gesto largamente estudiado ante el espejo, morro perfectamente colocado a lo Marilyn cutre, mano en papo para tapar la mandíbula golpeada, y mirada neutra como el que está más allá del bien y del mal. Donde los mortales dudan ella sabe, tiene certezas, eso dice su pose.

Vamos a ver Alex ¿cómo quieres que después te salude la ministra diciendo esas cosas que dices?. Para tener éxito con esta gente chic, has de darles primero un poco de coba y después poner la mano %u201Cdami algo%u201D, como han hecho tus antecesores, y harán tus sucesores, arrastrarse un poco y mendigar vamos. Te lo tengo que explicar todo.

La cultura al poder

Alex, se va dejando atrás la presidencia, de una academia que no ha llegado a comprender del todo, o que la ha comprendido en exceso, que es lo más probable. Porque en esto de la comprensión hay grados. Para entender en su justa medida para que sirve la academia, hay que preguntarle a gente como Pilar Bardem, que no se pierde una gala. Nunca valió un higo como actriz, pero en cambio ha entendido muy bien cual es su sitio en el cine, ella hace su papel fuera de las películas, y así ha encontrado su modo de vida. Esta es una de las claves de la señora Bardem y de la academia, léase: el cine es lo de menos.

Otra clave más: la palabra %u201Ccultura%u201D. La estiras, la retuerces la cueces, la decoloras y la vuelves a colorear, la planchas y le cambias el peinado y ya está: ya le puedes llamar cultura a un bodrio de Julio Medem. Así la administración ya tiene el camino abierto para gastar en cultura financiando churros. Claro después eso hay que pagarlo, porque hay que ser agradecido con quien te da de comer (me refiero a la administración no al espectador)

El propio Berlanga peso pesado del séptimo arte, que no es sospechoso de nada, decía de la Academia, %u201Cpienso que no debería ser tan reivindicativa, funciona como si fuera un sindicato%u201D y lo decía desde su moderación de señor mayor que viene de vuelta de todo. Berlanga dicit.

La solución del cine español, tan fácil como difícil, o más

Si has llegado hasta aquí apreciado y singular lector, he de revelarte la solución a los problemas que tiene el cine español; en pago a tu benevolencia mereces conocella. Es la conclusión que en la primera parte deje para en final, cuando decía que.

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo

Luego: hay que dejar de hacer cine malo, así de fácil. Hay que dejar de subvencionallo, así de difícil.

Cuando el solar tiene más valor que el edificio

Estimado Alex de la Iglesia, para que yo te animará a continuar al frente de la academia tendría que poder cambiar esta de tal modo que ni siquiera alguien con las ideas tan claras como las tuyas conseguiría reconstruir esa especie de edificio en ruinas. Sal de ahí cuanto antes, sacúdete las telarañas, y disfruta haciendo las películas que sabes hacer. Yo disfrutaré viéndolas.
Deja que se caiga la academia, y sus ocupas con todo lo que representan, y tu a lo tuyo. Es más, si te animas, en tus ratos libres, ayuda a empújala para que se vaya al suelo más rápido, es una diversión sana. La gravedad lentamente y yo muy humildemente estamos en ello. Es necesario reconstruir desde cero

El cine español: luces sombras y tinieblas

En España se hacen buenas películas, hay que reconocerlo. No muchas, pero si en una cantidad adecuada al tamaño del país, esto es lógico: somos un país pequeño, con un mercado limitado, y sin muchos recursos. Considerando estas limitaciones, la cantidad de películas de calidad aceptable que se hacen en España, es más que razonable.
Menos razonable resulta la gran abundancia de cine malo, que crece como los hongos a la sombra de la financiación pública. Esta lacra que inunda nuestras pantallas, al tiempo que vacía las salas de cine, se abre paso y consigue sortear de forma artificial las limitaciones que impone el mercado, al fomentarse desde las administraciones la existencia de una maraña de inútiles sin talento, que viven de la limosna sin dar pena, jugando a hacer cine sin saber lo que es, que lo único que consiguen con sus películas basura es reducir la calidad media del cine español a niveles próximos a cero.

En resumen, se dan las dos siguientes circunstancias que adornan nuestro paisaje cinematográfico:

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo (porque se hacen muchas películas malas)

La conclusión es bien clara, pero la dejo para el final, y así mantengo la tensión y tal.

Alex de la Iglesia y los otros

En medio de este panorama, Alex de la Iglesia es un cineasta que siempre ha gozado de mis respetos como tal, o sea por su trabajo, no por sus opiniones o posicionamientos filosóficos, o políticos, que ni siquiera me interesan, ni por su cara bonita, que no es el caso, si no simplemente porque realiza películas de calidad, que es lo único que puede hacer por mi un señor que se dedica a esto.
Por su trabajo, y no por otra cosa, forma parte de un escaso grupo de creadores que no llegan a la docena que llevan sobre sus hombros todo el peso del buen cine español, y que además, como carga añadida, deben soportar como compañeros de viaje al nutrido grupete de limosneros y pedigüeños que tienen aburridas hasta a las marsopas con su cine experimental.

Alex for president

En los últimos años no le he hecho mucho caso a la academia de cine, porque tengo por cierto que las producciones potables del cine español tiene poco o nada que ver con su quehacer. Con todo, ha logrado captar mi atención estas semanas por la famosa polémica de la dimisión anunciada de Alex de la Iglesia en relación con ciertas disidencias con la cultura oficial de este país que es el Ministerio de Cultura. De modo que para salir de dudas me he puesto a hacer los deberes, en particular visualizando los discursos de apertura de Alex de la Iglesia de las galas de 2010 y 2011.

Pues he aquí que el bueno de Alex, además de cineasta notable, hace también buenos discursos.

En la gala de 2010 abrió su discurso, refiriéndose a las damas y caballeros que poblaban la sala repanchingados muy monos ellos en las gradas, con conceptos tan poco cinematográficos como %u201Chay que ser humildes...%u201D o %u201Cno somos importantes, importante es salvar vidas en un hospital...%u201D, dosis demasiado elevadas de realismo, me temo, para oídos tan poco acostumbrados. Después añade que hay que ser agradecido con quien te da de comer (se refiere al espectador no a la administración) y que la gente del cine debe dejar de mirarse el ombligo, además de otras lindezas por el estilo. Claro el plumaje de tanto pavo real junto se niega a plegarse. Las sillas no se arrastraban porque estaban clavadas al suelo, y el crujir de dientes no se escuchaba en el video, pero más de uno tuvo que visitar al dentista al día siguiente. Sin embargo es evidente que en el orden de necesidades del ser humano la mayoría están por delante del cine: comer, vestirse, educarse, tener una vivienda, salud, trasporte... El cine es una necesidad muy poco importante que está al fondo de la lista, compitiendo en el ranking con el tabaco, los parques de atracciones, las vacaciones en Almería y la prensa rosa (si, ya se que algunos dejaríamos de comer por poder ver una buena película, pero estoy hablando de gente normal)

No satisfecho con lo cual, en la gala de 2011, va el tío y se despacha dando a conocer a quien todavía no se haya enterado, que lamentablemente es muy buena parte de la sala, ministra de cultura incluida, que internet es el presente del cine, no ya el futuro, y que hay muchos miles de espectadores que lo son a través de la pantalla del ordenador. Toma gancho de realidad directo a la mandíbula
La princesa Sinde, pasen y vean, asiste a la puya, impasible el ademán. Se sabe el centro de la atención, y chupa cámara de manera premeditada, en un gesto largamente estudiado ante el espejo, morro perfectamente colocado a lo Marilyn cutre, mano en papo para tapar la mandíbula golpeada, y mirada neutra como el que está más allá del bien y del mal. Donde los mortales dudan ella sabe, tiene certezas, eso dice su pose.

Vamos a ver Alex ¿cómo quieres que después te salude la ministra diciendo esas cosas que dices?. Para tener éxito con esta gente chic, has de darles primero un poco de coba y después poner la mano %u201Cdami algo%u201D, como han hecho tus antecesores, y harán tus sucesores, arrastrarse un poco y mendigar vamos. Te lo tengo que explicar todo.

La cultura al poder

Alex, se va dejando atrás la presidencia, de una academia que no ha llegado a comprender del todo, o que la ha comprendido en exceso, que es lo más probable. Porque en esto de la comprensión hay grados. Para entender en su justa medida para que sirve la academia, hay que preguntarle a gente como Pilar Bardem, que no se pierde una gala. Nunca valió un higo como actriz, pero en cambio ha entendido muy bien cual es su sitio en el cine, ella hace su papel fuera de las películas, y así ha encontrado su modo de vida. Esta es una de las claves de la señora Bardem y de la academia, léase: el cine es lo de menos.

Otra clave más: la palabra %u201Ccultura%u201D. La estiras, la retuerces la cueces, la decoloras y la vuelves a colorear, la planchas y le cambias el peinado y ya está: ya le puedes llamar cultura a un bodrio de Julio Medem. Así la administración ya tiene el camino abierto para gastar en cultura financiando churros. Claro después eso hay que pagarlo, porque hay que ser agradecido con quien te da de comer (me refiero a la administración no al espectador)

El propio Berlanga peso pesado del séptimo arte, que no es sospechoso de nada, decía de la Academia, %u201Cpienso que no debería ser tan reivindicativa, funciona como si fuera un sindicato%u201D y lo decía desde su moderación de señor mayor que viene de vuelta de todo. Berlanga dicit.

La solución del cine español, tan fácil como difícil, o más

Si has llegado hasta aquí apreciado y singular lector, he de revelarte la solución a los problemas que tiene el cine español; en pago a tu benevolencia mereces conocella. Es la conclusión que en la primera parte deje para en final, cuando decía que.

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo

Luego: hay que dejar de hacer cine malo, así de fácil. Hay que dejar de subvencionallo, así de difícil.

Cuando el solar tiene más valor que el edificio

Estimado Alex de la Iglesia, para que yo te animará a continuar al frente de la academia tendría que poder cambiar esta de tal modo que ni siquiera alguien con las ideas tan claras como las tuyas conseguiría reconstruir esa especie de edificio en ruinas. Sal de ahí cuanto antes, sacúdete las telarañas, y disfruta haciendo las películas que sabes hacer. Yo disfrutaré viéndolas.
Deja que se caiga la academia, y sus ocupas con todo lo que representan, y tu a lo tuyo. Es más, si te animas, en tus ratos libres, ayuda a empújala para que se vaya al suelo más rápido, es una diversión sana. La gravedad lentamente y yo muy humildemente estamos en ello. Es necesario reconstruir desde cero

El cine español: luces sombras y tinieblas

En España se hacen buenas películas, hay que reconocerlo. No muchas, pero si en una cantidad adecuada al tamaño del país, esto es lógico: somos un país pequeño, con un mercado limitado, y sin muchos recursos. Considerando estas limitaciones, la cantidad de películas de calidad aceptable que se hacen en España, es más que razonable.
Menos razonable resulta la gran abundancia de cine malo, que crece como los hongos a la sombra de la financiación pública. Esta lacra que inunda nuestras pantallas, al tiempo que vacía las salas de cine, se abre paso y consigue sortear de forma artificial las limitaciones que impone el mercado, al fomentarse desde las administraciones la existencia de una maraña de inútiles sin talento, que viven de la limosna sin dar pena, jugando a hacer cine sin saber lo que es, que lo único que consiguen con sus películas basura es reducir la calidad media del cine español a niveles próximos a cero.

En resumen, se dan las dos siguientes circunstancias que adornan nuestro paisaje cinematográfico:

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo (porque se hacen muchas películas malas)

La conclusión es bien clara, pero la dejo para el final, y así mantengo la tensión y tal.

Alex de la Iglesia y los otros

En medio de este panorama, Alex de la Iglesia es un cineasta que siempre ha gozado de mis respetos como tal, o sea por su trabajo, no por sus opiniones o posicionamientos filosóficos, o políticos, que ni siquiera me interesan, ni por su cara bonita, que no es el caso, si no simplemente porque realiza películas de calidad, que es lo único que puede hacer por mi un señor que se dedica a esto.
Por su trabajo, y no por otra cosa, forma parte de un escaso grupo de creadores que no llegan a la docena que llevan sobre sus hombros todo el peso del buen cine español, y que además, como carga añadida, deben soportar como compañeros de viaje al nutrido grupete de limosneros y pedigüeños que tienen aburridas hasta a las marsopas con su cine experimental.

Alex for president

En los últimos años no le he hecho mucho caso a la academia de cine, porque tengo por cierto que las producciones potables del cine español tiene poco o nada que ver con su quehacer. Con todo, ha logrado captar mi atención estas semanas por la famosa polémica de la dimisión anunciada de Alex de la Iglesia en relación con ciertas disidencias con la cultura oficial de este país que es el Ministerio de Cultura. De modo que para salir de dudas me he puesto a hacer los deberes, en particular visualizando los discursos de apertura de Alex de la Iglesia de las galas de 2010 y 2011.

Pues he aquí que el bueno de Alex, además de cineasta notable, hace también buenos discursos.

En la gala de 2010 abrió su discurso, refiriéndose a las damas y caballeros que poblaban la sala repanchingados muy monos ellos en las gradas, con conceptos tan poco cinematográficos como %u201Chay que ser humildes...%u201D o %u201Cno somos importantes, importante es salvar vidas en un hospital...%u201D, dosis demasiado elevadas de realismo, me temo, para oídos tan poco acostumbrados. Después añade que hay que ser agradecido con quien te da de comer (se refiere al espectador no a la administración) y que la gente del cine debe dejar de mirarse el ombligo, además de otras lindezas por el estilo. Claro el plumaje de tanto pavo real junto se niega a plegarse. Las sillas no se arrastraban porque estaban clavadas al suelo, y el crujir de dientes no se escuchaba en el video, pero más de uno tuvo que visitar al dentista al día siguiente. Sin embargo es evidente que en el orden de necesidades del ser humano la mayoría están por delante del cine: comer, vestirse, educarse, tener una vivienda, salud, trasporte... El cine es una necesidad muy poco importante que está al fondo de la lista, compitiendo en el ranking con el tabaco, los parques de atracciones, las vacaciones en Almería y la prensa rosa (si, ya se que algunos dejaríamos de comer por poder ver una buena película, pero estoy hablando de gente normal)

No satisfecho con lo cual, en la gala de 2011, va el tío y se despacha dando a conocer a quien todavía no se haya enterado, que lamentablemente es muy buena parte de la sala, ministra de cultura incluida, que internet es el presente del cine, no ya el futuro, y que hay muchos miles de espectadores que lo son a través de la pantalla del ordenador. Toma gancho de realidad directo a la mandíbula
La princesa Sinde, pasen y vean, asiste a la puya, impasible el ademán. Se sabe el centro de la atención, y chupa cámara de manera premeditada, en un gesto largamente estudiado ante el espejo, morro perfectamente colocado a lo Marilyn cutre, mano en papo para tapar la mandíbula golpeada, y mirada neutra como el que está más allá del bien y del mal. Donde los mortales dudan ella sabe, tiene certezas, eso dice su pose.

Vamos a ver Alex ¿cómo quieres que después te salude la ministra diciendo esas cosas que dices?. Para tener éxito con esta gente chic, has de darles primero un poco de coba y después poner la mano %u201Cdami algo%u201D, como han hecho tus antecesores, y harán tus sucesores, arrastrarse un poco y mendigar vamos. Te lo tengo que explicar todo.

La cultura al poder

Alex, se va dejando atrás la presidencia, de una academia que no ha llegado a comprender del todo, o que la ha comprendido en exceso, que es lo más probable. Porque en esto de la comprensión hay grados. Para entender en su justa medida para que sirve la academia, hay que preguntarle a gente como Pilar Bardem, que no se pierde una gala. Nunca valió un higo como actriz, pero en cambio ha entendido muy bien cual es su sitio en el cine, ella hace su papel fuera de las películas, y así ha encontrado su modo de vida. Esta es una de las claves de la señora Bardem y de la academia, léase: el cine es lo de menos.

Otra clave más: la palabra %u201Ccultura%u201D. La estiras, la retuerces la cueces, la decoloras y la vuelves a colorear, la planchas y le cambias el peinado y ya está: ya le puedes llamar cultura a un bodrio de Julio Medem. Así la administración ya tiene el camino abierto para gastar en cultura financiando churros. Claro después eso hay que pagarlo, porque hay que ser agradecido con quien te da de comer (me refiero a la administración no al espectador)

El propio Berlanga peso pesado del séptimo arte, que no es sospechoso de nada, decía de la Academia, %u201Cpienso que no debería ser tan reivindicativa, funciona como si fuera un sindicato%u201D y lo decía desde su moderación de señor mayor que viene de vuelta de todo. Berlanga dicit.

La solución del cine español, tan fácil como difícil, o más

Si has llegado hasta aquí apreciado y singular lector, he de revelarte la solución a los problemas que tiene el cine español; en pago a tu benevolencia mereces conocella. Es la conclusión que en la primera parte deje para en final, cuando decía que.

- En España se hacen películas buenas e incluso excelentes
- El cine español por término medio es muy malo

Luego: hay que dejar de hacer cine malo, así de fácil. Hay que dejar de subvencionallo, así de difícil.

Cuando el solar tiene más valor que el edificio

Estimado Alex de la Iglesia, para que yo te animará a continuar al frente de la academia tendría que poder cambiar esta de tal modo que ni siquiera alguien con las ideas tan claras como las tuyas conseguiría reconstruir esa especie de edificio en ruinas. Sal de ahí cuanto antes, sacúdete las telarañas, y disfruta haciendo las películas que sabes hacer. Yo disfrutaré viéndolas.
Deja que se caiga la academia, y sus ocupas con todo lo que representan, y tu a lo tuyo. Es más, si te animas, en tus ratos libres, ayuda a empújala para que se vaya al suelo más rápido, es una diversión sana. La gravedad lentamente y yo muy humildemente estamos en ello. Es necesario reconstruir desde cero

Comentarios de nuestros usuarios
Atención: podrían contener spoilers.
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 15/02/2011
    Me ha salido dos veces, no se como se puede editar
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 15/02/2011
    Y las comillas salen como %u201C ¿?
  • cassady cassady 16/02/2011
    Querido Monsieur Verdoux: Leyendo su artículo, monsieur, me he sentido como cuando tenía dieciseis años y estudiaba filosofía ¡cuántas obviedades y qué bien dichas¡ y sin embargo, a pesar de la lógica de todo el asunto ¿por qué algunos persisten en la ignorancia o en no llamar a las cosas por su nombre?
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 17/02/2011
    Muchas gracias por tus amables palabras, sobre todo teniendo en cuenta que la edición del texto ha quedado hecha una pena. Hablando de filosofía, siempre he apreciado de forma preferente la de Pero Grullo. Es uno de mis filósofos favoritos, muy infravalorado me temo.
  • levado 24/03/2011
    No es "Berlanga dicit" sino "Berlanga dixit". Eso es lo correcto... y si nos abemos latín mejor lo dejamos en paz.
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 26/03/2011
    Stultitia supina vostra conducevit animus vostro acrisimus vía errata et temeraria. Levadus amicus si vos abedes latín, dejadlo en paz si gustades, a nos vita vostra no nos contare. Como decía Tarzán que también sabía idiomas: este sitio ser para hablar de cine, si tener algo que decir, rostro pálido, decir ahora, si no callar para siempre. Por cierto no es abemos si no habemus, pero que conste que a mi me da lo mismo. He dicit
  • William Munny William Munny 26/03/2011
    Primero, que me he leído dos veces tu escrito (cosa no difícil porque estás dos veces escrito), y segundo, que no me parece para nada desdeñable lo que comentas, el único problema es que el cine malo hay que seguir haciéndolo, y eso te lo dicen desde una página donde no lo apoyan por término medio, pero es que tiene un público enorme y constante, por lo que podríamos cambiarlo por un hay que hacer menos cine malo o la justa medida de cine malo. ¿Qué te parece? Tú sí que sabes latín...jejeje
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 28/03/2011
    Está escrito dos veces y menos mal que no le dí de nuevo al botón, si no estaría una tercera. La edición me salió bastante birriosa, la verdad, con lo majo que me había quedado en word con su título y todo que aquí no sale, sus subtítulos en negrita, sus comillas, sus sangrías. Pero lo de cortar y pegar salió como salió y para arreglarlo la segunda taza, que es igual que la primera como has visto. En fin, son cosas del directo. Con todo ya tiene merito leérselo dos veces porque es algo más extenso ya una sola de lo que resulta adecuado para facilitar la lectura.

    Creo que tu comentario en relación con la justa medida en que ha de hacerse cine malo, es muy ponderado, y añade una dosis de prudencia que falta en mi escrito. Coincido contigo en que reducir la producción de cine malo es positivo en todo caso para la salud del cine español. Y ya matizando, que conste que respeto mucho a quien le guste el cine malo, yo mismo he visto de buen grado las tres primeras películas de Torrente, y pienso ver la cuarta contra todo consejo.

    Tengo que insistir no obstante en una idea central: es muy importante de dejar de subvencionar el cine. Tengo la convicción fundada de que esta medida, que ya entiendo que es políticamente incorrecta, ejercería un efecto tonificante sobre la industria, por distintos caminos, que no he enumerado antes por no aburrir, y que por idéntico motivo me abstendré de hacerlo ahora, aunque no prometo nada, que cualquier día de estos me desayuno con toda la casuística que ahora omito. Lo siento. El que avisa no es traidor.

    De momento dejo en el aire una pregunta que yo creo que la respuesta es si: ¿conseguirá Santiago Segura financiar Torrente 5 si desaparecen las subvenciones al cine? ¿Eh?

    Salud William
  • William Munny William Munny 28/03/2011
    A juzgar por los seguidores que tiene creo que sí que lo conseguirá...pero otros muchos dentro de tu teoría de la no subvención por supuesto que no.

    Una cosa es clara, la falta de dinero disparará el ingenio, pero me gustaría favorecer la subvención en otro apartado del cine, el de la distribución y salas de exhibición, qué tal si lo hacemos con quien fomenten mantener en cartel el cine patrio y no tanto bodrio de origen maquetado en L.A...
  • Monsieur Verdoux Monsieur Verdoux 31/03/2011
    En efecto hay muchos que no lo conseguirían sin subvención, no es el caso de Santiago Segura que es un superviviente nato, pero muchos otros se extinguirían como se extinguieron los dinosaurios. ¿Cruel?... Pues es así precisamente como debe ser. Es el ciclo de la vida.

    No tiene ningún sentido que con recursos públicos se esté sosteniendo una actividad tan poco necesaria como es el cine, que a su vez justifica la existencia de todo un aparato administrativo costosísimo y totalmente inútil. Ni tampoco lo tiene que un director de cine malo, o un mal actor, tenga necesariamente que realizar esa tarea para la que no está capacitado, solo porque a él le guste. No pasa nada. La inmensa mayoría de la población no sabe hacer películas, y se dedica a otras cosas tan felizmente.

    Quien se dedica profesionalmente a producir películas, debe ser capaz de llenar las salas de cine, o atenerse a las consecuencias de no conseguirlo; si no esta dispuesto a aceptar ese riesgo, sería más conveniente para él y para los demás, que eligiera otra profesión más tranquila de entre las muchas que existen. ¿Que como se consigue llenar las salas de cine?. Hay algunas personas, no muchas que saben como hacerlo, yo no soy una de ellas, si no, también me dedicaría al cine; estoy seguro de que me encantaría, pero reconozco que la naturaleza no me ha capacitado para ello.

    Comer, educarse, estar sano o vestirse son cosas muy necesarias. El cine no es necesario en absoluto, por ello no me inclino tampoco a que se subvencionen otras actividades relacionadas, como la distribución o la exhibición.

    Las subvenciones son especialmente perjudiciales en el caso de la distribución que tiene pendiente de acometer el reto de modificar por completo sus prácticas comerciales, vendiendo mucho más en la red; eso naturalmente ha que hacerlo a un precio que el espectador doméstico esté dispuesto a pagar. Como son mayores ya lo harán si les conviene, pero no les convendrá si se les subvenciona por continuar haciendo lo que ya hacen; las subvenciones en esto son un freno de extraordinaria potencia.

    En cuanto a las salas de exhibición, lo mejor es que sean los propios espectadores los que con sus entradas juzguen las que han de mantenerse y las que no. Democracia en estado puro: una entrada es un voto a favor, los asientos vacíos son votos en contra. En este juego democrático las salas de cine deben ser completamente libres de decidir las películas que proyectan y las que no, sin ningún tipo de traba o imposición de la administración; saben perfectamente lo que quieren sus clientes, y los que no lo sepan se extinguirán. Como los dinosaurios. Es el ciclo de la vida.

    En resumen subvenciones pocas y en cine ninguna. Una salvedad voy a hacer:

    No me parecería mal que se apoye, muy puntualmente, con becas u otras formulas semejantes a jóvenes de la cantera que están haciendo sus primeros pinitos generalmente en forma de cortometraje; pero esto con todas las cortapisas y cautelas del mundo, tasando muy mucho rango edad y número de apoyos cuidando que nadie pueda encontrar una profesión en chupar del bote, y con la única y exclusiva finalidad de permitir que aflore el talento de jóvenes desconocidos sin medios. Si después de esto siguen siendo desconocidos .... Los dinosaurios ya pasaron por eso.
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