Ufff, he estado dándole vueltas toda la noche a la película, con la sana intención de buscarle los aspectos positivos, y haciendo abstracción de todo lo negativo que me parece que tiene la película.
Como aspectos positivos me quedo, tras mucho meditar, con la fotografía de Aguirresarobe, como siempre, magnífico; con la sensación de desasosiego que llega a transmitir la película ; y con algún que otro momento interpretativo del trío Portman, Skarsgaard y Bardem.
Al igual que ya me hiciese Boorman con su "A tiger's tail", Forman me demuestra que está ya un poco acabado para esto del cine. Por mucho que me esfuerce no encuentro momento alguno que me haya levantado la ceja.
La dirección es terriblemente plana, con un inicio de película tan lánguido que llega a aburrir. Amén de la patética capacidad de Bardem para doblar, ello provoca que su interpretación no pueda considerarse más que discreta; los actores no muestran sentimiento alguno.
No veo la pasión que Goya profesa por Inés, no la encuentro en el pétreo rostro nórdico de Skarsgaard. Y, lo peor de todo, no veo pasión alguna en todo el metraje, que divaga y no sabe a qué atender.
La película utiliza a Goya como nexo de unión cuando quiere, y como narrador cuando le apetece (como cuando en voz en off se pone a narrarnos los cambios de los últimos 16 años), pero en ningún momento considero que intenten ahondar en su figura, ni en su tiempo, retratado a brocha gorda, y sin el detalle necesario.
Por ahí he leído que Milos Forman se sintió muy identificado con esta época de la Historia de España porque le recordaba a su Checoslovaquia natal.
Y aquí es cuando Forman mezcla las churras con las meninas y viene a utilizar el contexto del finales del s.XVIII en España para hablarnos de un tema actual.
Un ejemplo: la conversación de la cena antes de someter a cuestión al Padre Lorenzo no es una conversación entre personajes del siglo XVIII, sino de nuestro tiempo.
Errores de concepción como estos llevan a uno a salirse de la película una y otra vez. Porque ningún personaje actúa de forma lógica. De repente piensan como si estuviesen en el siglo XVIII, y cuando le interesa al guionista, como si fuesen nuestros vecinos. Este garrafal error es impropio de alguien que ha firmado "Amadeus".
Como también es impropia el retrato que de Goya hace, y que, teniendo tan cerca como tenía en el recuerdo la interpretación de Ed Harris en "Copying Beethoven", me parecía simplona y ramplona. ¿Alguien entiende ese amago de la escena del violín con Carlos IV?
Por último, me parece que la película demuestra una falta de presupuesto impropia de una producción de este calibre. Hay más de un plano y escena que, sencillamente, da pena.
Y eso por no hablar de la banda sonora, mala, y fatalmente colocada. Como ejemplo, la puesta en libertad de Inés, ¿qué era ese estruendo?
En fin, tal y como hice con Boorman, no puedo darle una estrella al hombre que firmó "Alguien voló sobre el nido del cuco" o "Amadeus".