A veces resulta casi hasta ofensivo hacia el respetable intelecto del espectador que ciertos directores se empeñen en ir demasiado lejos a la hora de moralizar con sus películas. Me temo que este va a ser el caso.
El director y guionista es el austriaco Hans Weingartner, a quien, contra todo pronóstico ya conocemos por una película reciente que compitió en Cannes y que pueden haber visto muchos de nuestros lectores: Los edukadores. Ahora participa con su nueva película en la sección oficial del festival de San Sebastián.
Ahora viene a contarnos que la televisión basura es una basura, mira tú por donde, y que es una vergüenza que los programas de la más baja calaña que están dirigidos a estúpidos sean los que más audiencia tienen. Quiere indagar en este asunto, y quizá la respuesta es sencilla, puede que los estúpidos sean mayoría. En cualquier caso, ese grupo social que ve ese tipo de programas de televisión, y los ve sin ser plenamente conscientes de la basura que son, no creo que estén incluidos precisamente el conjunto de espectadores potenciales de esta película. Así que ¿Para quién y por qué se hace esta película? ¿Para reírnos de lo estúpido que es el prójimo y lo inteligentes que somos nosotros? Elitista incluso para mí.
No me apetece que me estén sermoneando durante hora y media sobre una cuestión que no tiene mucha miga. Además para ello se usa la fórmula mil veces vista, que no desvelaré, relacionada con el arrepentimiento y la retractación del símbolo de lo más radicalmente malo. Un argumento que fácilmente se volverá ingenuo, tontorrón, y nuevamente insultante para el espectador.
La cara del protagonista es medianamente reconocible, Moritz Bleibtreu, a quien hemos visto hace poco en Munich y que también estaba en esa curiosa película alemana llamada El experimento. Podrá sostener, seguramente, el peso de un guión no demasiado detallista.
Siempre puede salir bien, si las cosas se toman con cierto humor sano y el film se ayuda de un análisis en condiciones de ciertos aspectos un poco más complejos que el tema básico. Pero me temo que será pretenciosa, moralista, izquierdosa y muy presuntuosa. Con algunos de estos calificativos nos atacan a veces a precríticas, quizá no sean tan malos, pero moralista nunca.
Ojalá sorprenda.