En marzo de 2003, un poeta vasco y cuatro amigos (tres músicos y un pintor) visitaron Nueva York casi por casualidad para realizar una serie actuaciones de poesía y música. Agian es la contemplación de música, poesía, y pintura que se muestran en las cinco historias que hay detrás y cuyo resultado tendrá que descubrir el espectador por sí mismo.
¿Pero qué es exactamente esta película documental que ha tardado tanto es gestarse?. Me da la impresión de que es un alto mensaje de opiniones y pensamientos entorno a un viaje, sus inicios y el juego de permanecer en un lugar tan lejano con el arte como único nexo después de la amistad.
Puede que no entre del todo bien desde el primer momento, porque su carácter de historia sencilla en la que se cuentan cosas sencillas de aquellos días, y palabras sinceras de aquellos momentos, no sea lo suficientemente impactante la primera vez. Puede que tengamos que verla un par de veces para sacar jugo a una disposición de los elementos que se colocan sin demasiada intención cocreta.
Puede que este documental sea sólo una oportunidad de ver y escuchar, sin alegatos definitivos, dentro de una curiosidad, pero me temo alegremente que será una nueva forma de contar aunque sea con mayores trompicones.