El exitoso productor J. J. Abrams, también guionista en series conocidas como Felicity, Alias o Perdidos, se enfrenta al reto de hacernos interesante una historia más de destrucción, pero desde una perspectiva distinta, la cámara en mano del protagonista.
Truco ideal para no caer en los ya grandes errores que son pequeñas películas de esta índole, como ha sucedido con Roland Emmerich (El día de mañana) como protagonista en la dirección, pero en esta ocasión nos presentan a una marioneta de nombre Matt Reeves, un novato en cine prácticamente que sigue sus órdenes.
Espero poco talento, más bien una correcta elección de planos para mantener el misterio, tensión y caos a raudales, actuaciones de juventud excitada y aburrimiento en cuanto se pasen esas tomas del trailer que son lo mejor del film normalmente.
Un rato agradable, o al menos de pantalla inquieta y llena, para el recuerdo curioso dentro de un tiempo, pero ni mucho menos una emocinante película en la que poner las garras de la memoria al hacer balance del año cinematográfico.
Al menos el elenco de desconocidos y valerosos actores principales, ayudará a no pensar en el famoso de turno haciendo el ridículo en actuaciones de poco interés y mucha cara de susto. Por lo demás poco que reseñar, eso sí, ideal para los amantes de los efectos digitales, las destrucciones masivas de grandes ciudades y etc...