A la sombra de un árbol muy frondoso debuta Clooney como director. Un árbol que no es pino, no es roble, no es melocotonero. Un árbol de dos cabezas apellidado Coen. Ya sé que me diréis que no, que en esta película hay muchos nombres, creo que incluso el de Steven Soderbergh como productor ejecutivo, pero que el de los Coen no figura por ninguna parte. Pero yo os digo que sí, que en la cabecita de George figura por mil esquinas.
Ojo, que no lo digo en sentido peyorativo; en ningún posible sentido negativo, vamos. Y es que me parece perfectamente normal y lógico que, después de sus trabajos para los hermanos Coen, George se deje llevar por ese estilo, aprender -o intentarlo- lo mejor de ellos para aplicarlo en sus primeros pasitos tras la cámara.
Supongo que será así porque Clooney parte de la mente enferma de un guionista que, si no me equivoco, ya parió la marcianada de "Adaptation". Y de una excentridad tal, no puede derivarse sino una dirección caricaturesca, autocomplaciente, protagonista, casi incluso chulesca. Y fijaros que esos adjetivos le sientan al cine de los Coen como un guante... claro que a ellos también les sirven otros como talentosa, brillante, única. la cuestión es si el novato George será capaz de aercarse a ellos.
De momento, aparte de la fuente de inspiración de sus maestros y del guionista, Clooney se ha rodeado de un elenco de profesionales muy interesante. Tenemos un buen flautista que ahora quiere dirigir la sinfónica de Budapest. Y según comentan los húngaros, la cosa va a sonar bastante bien.