Toda cinematografía, de cualquier lugar, de cualquier industria, de cualquier país, tiene su faz chusca. La clienta es una película francesa, ergo perteneciente a una de las cinematografías más interesantes del mundo, véase la retrospectiva que el Zinemaldi le va a ofrecer este año, pero que mucho me temo se coloca en la sombra.
La directora del film es Josiane Balasko. Una persona cuya carrera profesional y artística está marcada principalmente por su trabajo como actriz, aunque también ha sido y es guionista y directora. Su película más conocida a este lado de la frontera es Felpudo maldito, que contó con la participación de Victoria Abril, una película que, en resumidas cuentas, la calificaría como chusca y con pretensiones de comedia que no consigue satisfacer. No es Balasko una mujer que acierte en mi diana con los dardos de sus comedias. No es Los visitantes, ni La cena de los idiotas.
En esta ocasión vuelve a la carga con una película más romántica y dramática que cómica, y con Nathalie Baye al frente del reparto. Baye es una de las grandes damas del cine francés, ganadora de cinco premios César (los Óscar del cine francés), ganadora de la Copa Volpi en el Festival de Venecia por Una relación privada, compartiendo con Sergi López y, más recientemente, galardonada con la Concha de Plata del Zinemaldi con una película que, personalmente, me deploró: Mi hijo.
Junto a ella, Eric Caravaca, un actor francés que se inició de una manera muy prometedora con films como El pabellón de los oficiales y ¿Qué es la vida?, pero que no creo que haya sabido explotar. También estará la propia Balasko.
Con todo, una película de interpretaciones correctas, con cierto aroma a teatro, en la que los personajes estarán bien interpretados, pero en los que no nos los terminaremos de creer por ser una película excesivamente blanca, con poca carga de profundidad en definitiva.