Lo que me ha ocurrido con la película es similar a lo que me ocurrió con las anteriores. Al fin y al cabo, todo parte de una idea demasiado fantástica como para creérsela pero consigo apartar ese sentimiento y me meto a golpe de planazos, en esta han existido menos, en la esencia de la misma y las intenciones del maestro.
Por una vez, se ha mostrado, Shyamalan, no dispuesto al engaño puro y duro consciente supongo de la necesidad de cambiar de registro, y ha optado por ser más directo, contarlo y ya está, con un final casi que conocido pero con unos detalles alrededor que me han cautivado no tanto como las anteriores demostraciones, pero lo ha conseguido.
El pero, a pesar de la buena nota, es que existe un parón de unos 15 minutos, una duda razonable, demasiadas explicaciones y ciertos errores en la cuadrilla que se atisba como salvadora que no son propios de su intensidad como autor. El hecho de que él se pege el lujo de aparecer desentonando algo, no me molesta, pero debería haber jugado con su personaje igual de fuerte que con los demás, no tan normal, no tan escritor caval, esa situación supera a cualquiera. La resolución de estos problemas es demasiado casual, demasiado forzada y punto. Algo más pediría yo.
Pero en el resto de aspectos, de nuevo he visto saber estar en algo más complicado por las limitaciones del escenario, y con la entereza de mostrar esos efectos especiales con la justa medida, con el enemigo peludo no demasiado exagerado al son de una música suficiente pero que no he podido escuchar demasiado.
De nuevo buena nota porque es capaz de sentarte, incluso con algo tan inverosímil, incluso con una historia tan radiante de fantasía, pero poco a poco, incluso los detractores se quedan para ver la consecución, y esto lo hacen pocos.