Mucho, pero que mucho más me esperaba de esta película. Para empezar su banda sonora, a la que muy equivocadamente comparaba con Blow no ha estado a la altura. Vale que estamos hablando de finales de los 90 y que lo que en el Valley se escuchaba era el rap, pero es que personalmente me he empachado de tanto rap.
Y mira que la película arranca bien y con fuerza. Con esa entrevista a Bruce Willis, con esa imagen partida, y con ese montaje cercano a lo virtuoso.
Pero es que la película no pasa de ahí. A la media hora uno asiste atónito a un ejemplo de ir a la deriva, en la que la cámara y la historia no es capaz de decirnos a lo que vamos a asistir, y en la que por no querer ser prejuicioso nos presenta a todos como los buenos.
Nadie se cree a Truelove y sus motivaciones, Mazurski hasta cae gracioso, y su hermano, al más puro estilo del protagonista de American History X.
Pasan los minutos y si uno tiene la ocasión de ver la película en versión original sólo se encontrará rap, fuck, motherfucker y fiesta.
No hay evolución, no hay buenos, no hay malos, no hay justificación del drama, y apenas se salvan tres buenos personajes secundarios interpretados por Sharon Stone, Bruce Willis y Harry Dean Stanton, con especial mención para Ben Foster (Mazurski).
No resulta ser provocadora, no resulta ser diferente y no consigue remover ni hacer juzgar.
Con estas conclusiones, fácil me lo pone, porque yo sí que la voy a juzgar.