Es verdad, lo de la mano es pasarse un poco, pero esa es la magia de Star Trek, que se puede permitir meter esa enorme hinchazón mientras se está rebuscando la mayor de las acciones que llevan a la película a la acción interestelar. Consigue eso allí donde otros habrían fracasado llevando el metraje a recordar siempre el tema. La película no, tiene fuerza, ritmo y sobre todo personalidad, justa para envolver, no demasiada para alucinar pero todo el mundo se deja caer en la butaca para ver la siguiente actuación de los chicos jóvenes que conocemos como viejos.
El humor de la saga instaurado ya, se tiene que canalizar a través de alguien que lo asimile bien y se lo pueda permitir, alguien con espaldas como el señor James Kirk, antes de ser capitán, lleno de velocidad e ímpetu sin michelines ni trajes demasiado apretados en un cuerpo rellenito, y así un Chris Pine dinámico consigue hacernos pensar en el mítico personaje pero muy lejos del mismo. Tan joven, guaperas, esbelto, no sé, nos recuerda la tradición de personalidad y el continuo conflicto con Spock, nuevo ahora como punto de novedad y sorpresa que funciona a fuerza de explicarlo con la sobriedad que puede conseguir una saga espacial.
Spock es sinceramente, el alma de lo científico de estas películas, así como Kirk, la aventura y la humanidad, el vulcaniano está bien conseguido, bien definido, algo potente si se quiere pero bien trasladado a un lugar que normalmente no estaba concebido para él. Las escenas que dependen de él, de sus órdenes funcionan, las que dependen de Kirk también, el resto son aderezos que siguien la línea hasta llegar a los malos, esos que son siempre muy difíciles de creer en los momentos del Enterprise.
Eric Bana tiene que representar el sentir acabado de todos los combatientes de la libertad contra la Federación, tiene que pelear con un papel una vez más, lejos de la lógica que intenta estar fundamentado en un odio y tal pero que no puede llevarse mucho más lejos que de la necesidad de tener alguien con quien combatir, ya se sabe, para mí, el punto más débil de todas las películas del género. Lo hace medianamente decente, sale airoso, sale y punto, su final es poco más o menos previsible, porque no es lo importante, lo primordial es qué hacen nuestros héroes para salir adelante y entender una nueva situación.
Lo importante es avanzar y formar un equipo que se unirá para muchas más aventuras, entre besos de teletransporte, médicos iracundos (Karl Urban nos cae bien por norma pero no sé si funciona demasiado en ese papel), telemetrías o como se digan esos cálculos maravillosos a velocidad interestelar. Lo genial es descubir el espítiru de una saga que en sus comienzos tiene los mismos pilares respetando a los fans y a los que no los son. El objetivo ha sido alcanzado, no hay más trekkies pero sí más entusiastas.
PD: Leonard Nimoy, el doctor Spock mayor, ha recibido un homenaje a su altura teniendo en cuenta su participación en todas las películas anteriores por si alguien no le conociera ya. Un personaje tranquilo y experto, saberdor y conocedor que situa a los principales en una necesidad de paradoja temporal necesario, consciente del paso de brazalete de capitán, el paso de poderes, con esa mirada consciente y cómplice de lo que siempre significó su corte de pelo con orejas puntiagudas.