Puede que sea cierto que no es una película normal, pero tampoco es una película por encima de como para agasajarla, tiene rasgos y concede al espectador el beneficio de no entrar en pasteladas a base de ser conciso para cada momento, a base de no caer en bandas sonoras que provoquen la lágrima y a base de mostrar rápido cosas más que diálogos. Pero más allá, no puedo ser mucho más alborotado ni en mi nota ni en mi sensación. Lo que ocurre es que las comparaciones son odiosas y éste director consigue estar por encima con poco y así hay que tratarle para ser justos, es decir, como un artista invitado que vale más.
Sin embargo no se tendría que perder en este tipo de películas, que pueden resultar últiles, hasta bonitas y curiosas pero que sencillamente no admiten que su talento se explaye. Es cierto que ha sido tan listo como para no perderse en tonterías que podrían haberle hecho jugar a un juego que desconoce tras la cámara, pero esto, junto con la simplicidad y concreción son los únicos méritos de una película que sabe hacer fácil y relajado, pero puede más y hay que exigírselo. Qué gane dinero con ésta y vuelva a remontar el vuelo.
He de reconocer el talento detrás de una forma de concebir la historia, a cámara documentalizada, como he dicho antes sin tratar de ser meloso, y mostrándose apartado dejando hablar lo justo yendo al grano, pero no puede ser que se regalen puntos a un tipo que juega en otra división. No volveré a dar putuación alta a un director que no da un salto y arriesga más aún cuando puede y de sobra. La siguiente a de ser genial y punto.
PD: No necesitaba a Colin Firth y a Catherine Keener para hacer esta película, ha querido jugar con ventaja y sobrándose, muy bien, ya hemos visto que te resuelves bien, pero ahora a trabajar de verdad.