Parece que se está poniendo de moda esto de llevar al cine las relaciones laborales con los nuevos métodos de las empresas para mantener un buen ambiente de trabajo, cosa siempre importante.
El año pasado ya veíamos, precisamente en el festival de San Sebastián, que es donde se estrena esta película, el film francés Fair play que venía a hablarnos un poco del mismo tema. Artificiales excursiones para que unos compañeros que no tienen por qué llevarse bien, se hagan amiguitos de la noche a la mañana. Claro, luego la cosa acaba como el rosario de la aurora.
En un sentido más gore también tenemos como ejemplo Severance, que la pudimos ver en la semana de terror de San Sebastián, el año pasado. Desde luego es un tema que da juego y, ahora, Max Lemcke se ha interesado por el asunto.
Lemcke ha realizado varios cortometrajes y dirigió una película de 70 minutos en digital llamada Mundo fantástico, que pudo verse en algunos festivales como el de Karlovy Vary, es una muestra más de esa nueva generación de directores, muchos de ellos iniciados como cortometrajistas. Podemos tener en la memoria a Nacho Vigalondo o a Koldo Serra. En cierto modo, y aunque sólo sea porque el film está rodado en un entorno rural en Zizurkil, recuerda un poco a la atrevida Bosque de sombras de Serra. ¡Cuidado! El Zinemaldi es muy capaz de seleccionala únicamente por sus localizaciones.
En cualquier caso, el momento de la verdad ha llegado con este largometraje en cine, y en él ha conseguido trabajar con unos cuantos actores de lo más interesantes en el panorama español.
Para empezar, Luis Tósar, un intérprete, a mi modo de ver, impecable. El año pasado le vimos aquí en el festival con la interesante Las vidas de Celia, pero también le vimos en la superproducción americana Corrupción en Miami. Es una actor misterioso a la vez que natural, lo que hace de él una elección ideal para muchos tipos de papeles.
Dos veteranos han confiado también en este director primerizo. El genial Álex Angulo, ese inolvidable cura de provincias en El día de la bestia, a quien vimos hace poco en El laberinto del Fauno y, precisamente, en Bosque de Sombras. El otro es el maestro Juan Diego, que ya ganó aquí el año pasado la concha de plata a mejor actor por Vete de mí, un premio merecido sólo competido por el imponente Ed Harris. Una garantía de calidad.
Pero hay más. Alberto San Juan (Días de cine); Marta Etura (Azuloscurocasinegro); Malena Alterio (Miguel y William), Belén en Aquí no hay quen viva, una actriz que lo lleva en los genes, claro; y el televisivo Arturo Vals, estupendo en su papel de Camera Café.
Con este reparto tan interesante, un argumento que da para mucho y una promesa de película moderna por parte del director, este es un film que tiene todos los boletos para ganar. Esperemos que no fracase estrepitosamente.