Es curioso. A primera vista esta película podría parecer la típica tontería americana romántica, con una noña sensiblería y un artificioso romanticismo barato. Y además con perrito incluido para poder crear los inevitables puntos cómicos para hacer al público reír y provocar así que parezca que se han divertido. Pero parece ser que los tiros no van a ir por ahí.
Claramente, va a ver dos tipos muy diferentes de espectadores para esta cinta. Los que han tenido o tienen mascota canina y los que no. La excusa de perro en casa que te hace la vida un poco más insoportable a veces pero al que acabas queriendo a fuerza de tratarlo, servirá para repasar otros grandes dilemas de la vida. Personalmente, me encuentro muy cerca (más de lo que me gustaría) de esta versión de Este chico es un demonio versión perruna y sé que ver el reflejo de muchas realidades que espero sean bien plasmadas, la identificación va a resultar inevitable, como bien seguro les pasará a muchos.
El director es David Frankel, quien ha realizado en televisión algún episodio de Hermanos de sangre o Sexo en Nueva York y en cine, El diablo viste de Prada. Basada en la novela Marley & Me (que es el título oficial del film, aunque en este país tengamos la santa manía de cambiarlos todos), un bestseller autobiográfico escrito por John Grogan, que me da muchas más esperanzas para pensar que no estará lleno de topicazos sobre relaciones personales y conductas de los perros.
La pareja protagonista será encarnada por Owen Wilson (Viaje a Darjeeling, Tu, yo y ahora...Dupree) y Jennifer Aniston ( Separados, Amigos con dinero), que es cierto que pueden dar la imagen que he comentado al principio, de que vaya a ser una comedia tontorrona (porque sobre todo Owen Wilson sin Wes Anderson detrás baja muchos enteros), pero hemos de darles el beneficio de la duda.
Una película para pasar el rato, para ponernos tiernos y para salir del cine entre lágrimas y sonrisas. No le pido más.