Los pueblos Santamaría del Rosario y Bejucal han sido los pueblos cubanos encargados de albergar este rodaje, que tiene como objetivo ser una comedia entorno al dinero y su influencia en las personas, desde un punto de vista cubano, un punto por tanto especial y distinto, bajo la tutela y dirección de Juan Carlos Tabío, aquel de, como más representativas, Fresa y chocolate, Lista de espera o Guantanamera.
Coproducción con España, donde probablemente podamos entender mejor la película por la cercanía cultural que nos reúne, mostrará con la sensibilidad para el humor de aquellas gentes y del director en concreto, un cuadro de sensaciones y disparatadas frases, no tanto por lo suspicaces sino por lo exageradas y bien llevadas a una situación de máxima codicia humana. Sin necesidad de costearse grandísimos presupuestos de producción y con la alegría de las calles del país, tendremos más un ejercicio de capacidad de guión y situaciones que de cine realmente técnico.
Al fin y al cabo estemos probablemente ante la figura gratamente semejante a nuestro Luis García Berlanga (La escopeta nacional o El verdugo) en el apartado de directores de aquel país. Así que el disfrute existirá seguro, el ritmo también, la necesidad de continuar pegado por su puesto y la sonrisa por encima de todo. Buena nota para un film realmente con personalidad propia.
Jorge Perugorría (Barrio Cuba o Óscar, ua pasión surrealista) con sus más que tablas en esto de actuar, y sus ayudantes en la película antes mencionada de Fresa y chocolate, Vladimir Cruz y Mirta Ibarra conforman una excelente manera de englobar más de diez años de cine y evolución en el séptimo arte en ese país de baile y sus relación con el exterior en cuanto al celuloide se refiere.