Martyrs pertenece a una nueva corriente dentro del cine de terror que gusta de hacer los efectos lo más reales posible. Así en éste tipo de películas se pueden ver heridas que parecen reales, destripamientos, roturas de codos, ligamentos y demás chacinería desagradable. ¿A qué se debe ésta nueva corriente? Simplemente a que antes no se podía hacer y a que los nuevos efectos digitales y técnicas de maquillaje sí lo permiten. ¿Mola? A mí nada. La gracia que tiene las películas clásicas de gore es que son inverosímiles. Su bajo presupuesto y unos efectos indigentes hacen que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia. Chorros de sangre desmedidos, tripas hechas con espaguetis con ketchups, y otros muchos efectos mediocres que me han hecho reír más de una vez.
También quiero que quede claro que la mía no es una postura moral. No creo que haya nada poco moral en éstas películas. Lo digo porque los principales detractores de las mismas suelen ser gente que en seguida lanza el clásico discurso anti-violencia en los cines, etc. Yo veo cine para entretenerme. Me puedo entretener con La historia interminable, pero también con Tarantino haciendo cortar la oreja de uno de sus personajes. Será violento, pero tiene su punto.
En este caso estamos ante una película para morbosos o gente con un preocupante gusto por la violencia realista. Están avisados.