Es difícil que una película de setenta minutos resulte aburrida. Manhunt lo consigue. El problema no está en el ritmo de la película que es alto. Tampoco falla en ningún aspecto de la producción: los efectos son correctos (muy en la línea de la violencia cruda que se lleva ahora) y la ambientación setentorra (utilizada para quitarse de encima el mayor enemigo del cine de terror, el móvil) está suficientemente conseguida. El problema es que desde el primer minuto todo el mundo sabe cómo va a acabar la película. La película tiene tan pocas ideas, que sólo se dedica a recorrer los tópicos del slasher sin pararse a subrayar nada en concreto y sin imprimir personalidad alguna. Ejecuta con la frialdad de un verdugo.
Lo hemos comentado en innumerables ocasiones: es mil veces más interesante una película imperfecta pero con una idea original y que asuma riesgos que una película perfectamente hecha que repita el esquema de siempre. A las primeras me gusta premiarlas con cinco estrellas, a las segundas las suelo puntuar con cuatro. En éste caso la película se lleva una sola estrella... y es que aburrir es pecado mortal en el cine. Y Manhunt es realmente aburrida.