El último episodio de la interesante
saga de Harry Potter lo veremos en dos partes. En Warner han decidido
exprimir la gallina de los huevos de oro hasta el final. Está claro
que eso es lo que hay detrás de esta decisión (la segunda incluso
será en 3D), pero eso no quita para que pueda ser interesante como
se adapta la última novela de Rowling, esta vez con el doble
de metraje. Ya no hay excusa para dejar fuera ningún elemento
importante de la novela. Veremos si ganamos en detalle sin perder en
ritmo.
Como siempre que se dividen en dos
entregas una única historia, es difícil decidir si valorarlas en su
conjunto o por separado. La saga tiene un claro hito al final de la
anterior entrega, que busca intensificar el ansiado final; ahora,
tendremos que esperar una película más, lo que nos dejará una
nueva sensación preclimática artificial. Lo suyo sería poder ver
las dos entregas en un corto espacio de tiempo.
En conjunto o por separado, lo cierto
es que nos acercamos al final, con la saga encauzada por la mano
firme de David Yates desde la quinta entrega. El director ha
sabido dar con el tono exacto que necesitaba el universo de Potter, y
ha crecido en atrevimiento ya de la entrega 5 a la 6. Veremos si
guarda lo mejor para el final. Cambiamos de nuevo de equipo, después
de dos excelentes directores de fotografía, llega Eduardo Serra (que acertó de pleno en La joven de la perla o El
protegido). No sé si alcanzará los misteriosos, ambiguos y
bellísimos planos de Bruno Delbonnel, pero desde luego, es un gran
profesional. Si bien en ese aspecto no estoy tan convencido, aplaudo
la elección de Alexandre Desplat para la banda sonora, el
apartado más descuidado de la saga, incluso cuando era
responsabilidad de John Williams (más allá de la melodía
reconocible, tan característica del compositor). No hay
incorporaciones destacables en el reparto esta vez.
No va a haber sorpresas con la calidad
de esta última entrega, que seguirá la línea marcada por Yates y
que, sin duda, será satisfactoria para aquellos que disfrutamos de
la anterior, pero también para quienes pedían más Voldemort y menos corazón.