Boorman es un anciano. Y como los ancianos caricaturizados por los Simpsons se queja de todo y le tiene miedo a todo. Sobre todo debe tener miedo a que sus espectadores no entiendan la película, así que decide gritarnos su tesis a base de pinceladas de brocha gorda con un argumento tontorrón y un desenlace propio de una película de Antena 3 a las tres y media.
No sé dónde está aquella persona que tuvo el buen gusto de hacer cosas como Excalibur puede haber pergeñado, desde la mecedora del Castillo del jubilado, ésta mediocridad.