Puede que no seamos pocos los que opinemos que es la hora del fin de una vez por todas de este efecto star wars porque sino se va a convertir en un monstruo que se autoflagela. La temática que me resulta atractiva se ha estirado tanto que tan solo puede ser disfrazada de grandeza audiovisual con escenarios de ensueño y efectos de agradecer, pero en cuanto a la resolución de los elementos, de sobra conocidos, al estar tan esquematizada en pos de la coincidencia con el resto de películas le falta algo de intensidad. Ya sabemos de sobra las cosas que se harán y se dirán pero de una manera tan evidente que pareciera que el quionista no pudiera tratar de dar más inteligencia de diálogo a algunas escenas.
Y en parte esto es la grandeza de la saga, pero no lo era antes de la aparición de estas tres inciales. Menos mal que el hecho de tener que terminar significa todo mejor colocado y el disfrute de los acontecimientos nos pegará a la butaca.
Me da miedo que un paso más dentro de la sencillez y ridículo discurso de algunos personajes que todos admitimos haya un especial deterioro de la figura de Anakin hasta llegar el momento de hacer lamentable su escalada hacia el mal. Es peligroso porque podría parecer un teleñeco. Ya se verá.
De todas las maneras, un trabajo de chapeau que no quiero perderme.