Crítica de la película Millones por William Munny

Acabé en la última fila


2/5
17/05/2005

Crítica de Millones
por William Munny



Carátula de la película No puedo ser condescendiente con un film que se mantiene unos 45 minutos de una forma más o menos elegante pero que desde luego a partir de ahí nos lleva al mundo del sin sentido, ni siquiera un sentido de cine familiar, ni siquiera un sentido lleno de magia infantil, supongo que solo lleno de humor británico



El esperanzador comienzo lleno de ritmo y concreción resultó estimulante, pero después el guión, las circunstancias que debieran de ser a cada momento más lógicas o al menos seguir el ritmo establecido de aparición de santos se convierten en un devenir de tonterías en algunas ocasiones bien llevadas a la cámara, con perfectos encuadres pero muy poca capacidad de guión.



Con la aparición de los santos se pasa mucho y de largo, sobre todo porque aparecen cuando le da la gana y no con un orden lógico como piedra angular para un niño. Véase la escena del teatrillo y suficiente ejemplo es.



Podríamos hablar del malo pero es que no merece la pena, de acuerdo que es una película infantil pero el malo no tiene porque serlo.



Capítulo de los niños. El niño protagonista sostiene bien una historia hasta que ponen en manos del padre el cuadro de decisiones serias que han de crear un desenlace digno. Pero este momento, el del padre reflejado en dinero y dinero resulta digno de cuanquier situación forzada y jocosa de cualquier teleserie destinada a los miércoles noche. Véase escena en la que el hermano mayor es quien aconseja a su padre sobre cambiar libras por dólares. Por favor, un respeto.



Hablando del final podría ser muy riguroso, pero no me apetece, si el final ha de ser el poco original que es de acuerdo, pero toda la parafernalia anterior sobra de una manera bochornosa. ¿Por qué ser transgresor en un género que no lo necesita?.



Opino que como ya adelanté en la precrítica, el señor Boyle se aburría mientras redondea su próxima película de corte de ciencia-ficción y para destensarse de las tensiones del último tiempo dejó el rodaje a medias o al menos lo dirigió por teléfono. No es graciosa, es estúpida, no es emocionante sino sin dirección y sobre todo no es familiar, es sucedáneo de aventura infantil. Por lo menos en Spy Kids no se falsea nada.



Esta dirección necesita un guión familiar y no una comparsa de alegría de videoclip con puntitos de underground infantil.





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