Soy de los que disfrutó con la nueva propuesta de Casino Royale. Para mí a día de hoy James Bond es una franquicia que, a parte de anunciar coches y relojes, supone un buen informe periódico sobre el estado del cine de acción y sus tendencias. El nuevo producto diseñado por Paul Haggis huye de muchas de las cosas que estaban haciendo hundirse a la saga de Pierce Brossnan. Y eso es bueno.
Uno de los mayores aciertos de Haggis, en mi opinión, es haber dotado a la trilogía (yo ya doy por supuesto que se trata de una trilogía) de un hilo conductor común. Como se deja entrever en Casino Royal, existe algún tipo de lobby llamado Elipsis que se dedica a gestionar intereses al más alto nivel y Bond deberá descubrirlos y desmontarles el chiringuito. Paralelamente desea vengarse de ellos por matar a su ligue. Un planteamiento bastante realista y alejado de historias mucho más "comic" como El mañana nunca muere (película realmente horrible) y alejadas de la ciencia ficción de serie B (como Moonraker, que es malísima aunque me encanta).
En definitiva, cine de acción de última generación con hilo conductor suficientemente trabajado. Una excelente manera de pasar hora y media con unas buenas palomitas.