Ver esta película ha sido un disfrute. Un buen ejemplo de cómo recuperar la idea más simple, agazaparse con armas y resistir al invasor, y no quedar desfasado. Lo hemos visto muchas veces, contra zombies, contra delincuentes, contra vampiros aztecas… la clave es que un grupo heterogéneo de personajes se encierren en un lugar no demasiado seguro y resistan como puedan. Por supuesto, al final quedarán apenas un par.
Todos conocemos al dedillo los mecanismos de este tipo de películas, lo bueno es que los guionistas también. Así que continuamente se dedican a jugar con ellos, contraviniendo sus reglas y riéndose de los clichés que ellos mismos utilizan. Y no se andan con tonterías, si hay que matar a un niño lo hacen sin despeinarse y pronto. Desde el principio te dejan claro que aquí cualquiera puede morir, no habrá clemencia para nadie, ni jóvenes ni viejos ni mujeres ni para alguien en silla de ruedas.
La presentación de los personajes no puede ser más simple y directa. ¿Para qué perder el tiempo con tópicas presentaciones de personajes? Se escribe sobre la pantalla tal cual lo que necesitamos saber e incluso sirve como elemento jocoso.
Con esto, en poco tiempo estamos viendo los enfrentamientos. La primera criatura entra de lleno hasta dentro, sin apenas aviso y eliminando cómicamente al héroe. En todo momento es un juego constante con el público, guiños de metacine, una constatación de que saben lo que hacen y que no nos toman por idiotas.
La acción es potente, rápida, atrevida. Una buenísima opción de entretenimiento al viejo estilo con la nueva mentalidad. Muy bien.