Sorprendido, y para bien, he salido de la sala del cine. Me esperaba una película más redundante, sirviéndose del éxito de su predecesora. En cierta manera es así, en cuanto a formas y estilo, lo que resta algo de gracia a los momentos escatológicos tipo “pedo debajo del fango” que ya tenemos vistos de la anterior entrega.
Los nuevos personajes son interesantes, por un lado el aguerrido gato con botas con un Banderas que vuelca todo su acento andaluz en el empeño de divertir al público, un histriónico a la par que sabio doblaje, posiblemente lo mejor de la película. Otro personaje interesante es el de Hada Madrina, estilizada al estilo de las grandes divas audiovisuales que se llevan al público con su entrañable sonrisa a la vista y su astuta maldad a la espalda. Una inteligente caracterización de lo peor del mundo de la televisión. Es interesante repartir un poco el protagonismo de los personajes para no cargar los ya conocidos asno y Shrek. Mención especial a quien se le ocurriese la demente idea de incluir a Michael Robinson en el reparto de doblaje español.
Por último hablar de los gráficos, como es menester en este mundo 3D. Hablé en la precrítica de ellos diciendo que no serían impactantes, y creo que no lo son, a diferencia de las producciones Disney que buscan continuamente el más difícil todavía. Eso sí, su utilización es muy adecuada en mi opinión, por ejemplo la presentación con el príncipe encantador cabalgando entre uno y otro confín, que acompañado de la música resulta un comienzo muy gratificante. También se nota un especial cuidado en los pequeños detalles, como las marcas del carruaje en la nieve, la grasa en la cara del ogro, el movimiento de los pequeños objetos, etc.
En general creo que es una buena película y ha conseguido que le de una nueva oportunidad en el 2006 cuando estrenen la tercera parte. ¿Dará para tanto? Vuelve mi escepticismo.