Crítica de la película Sueños del desierto por William Munny

Lo malo de esta producción franco-coreana, es que probablemente se entienda como un conjunto mejor desde aquel país, ambientada como está en la frontera entre Mongolia y China, que en Europa, que ya rechaza mediante su público más lanzado a ver creaciones extrañas e lejanos paises, este tipo de películas que probablemente terminen por desesperar las ansias de trama y avance razolable de los acontecimientos. Sí, al parecer se trata de un film lento y agónico.

Si como siempre el crecimiento espiritual, o la superación moral de los personajes que rodean historias tan herméticas como esta, esta vez como el propio título sugiere en el desierto, son la base loable y bien conseguida, la fórmula para llegar a ella es una pausa tan espeluznante que terminará por no gustar. Esta es la premisa de la película, acompañada de bonitas imágenes de paisajes que no veremos fácilmente con nuestros propios ojos en imágenes en directo, con nuestra presencia real.

El director que tan solo o por lo menos ha dirigido otros dos films más, será un auténtico amor en su país de origen, donde su filosofía de vida haga de este ritmo un elegante caer de buenas escenas, pero a ojos míos al menos, puede resultar demasiado tediosa.