Con esta película me he quedado sonoramente frío, porque algún que otro resoplido de disgusto se me ha escapado al terminar de verla, porque de alguna manera esperaba más por un lado y menos por otro, porque su buena nota es por la dirección, porque no es una película común ni mucho menos, porque toca algo que no se puede tocar pero por poco tiempo.
Desde el comienzo, el ritmo, el ambiente, la historia me han hecho recordar con añoranza películas como L.A. Confidential, y esto no ha sido nada positivo, porque la comparación es odiosa y ni siquiera los personajes, molestos con sus cigarros provocados y Johansson tan sosa e incapaz de matizar, pueden competir en igualdad de condiciones. La necesidad de separar es absoluta para no destrozar una película mucho mayor de lo que parece a primera vista pero tampoco mucho.
Ese aire de adolescencia que transmite Hartnett no ayuda a asimilar ni las tristezas ni las incomprensiones, ni siquiera el triángulo de amor que se rasga como si nada, y aunque los acontecimientos se muestran salvadores tras los planazos para seguir el film, no consigue ser grande a golpe de susurros de cosas serias que al parecer están sucediendo.
De todas formas, esa especie de eterna y discreta asociación de muertes, con una excelente Swank a la cabeza, hace que sigua siendo algo más que una película de entretenimiento y se acerca a un mundo más elaborado que disfrutar en la pantalla. Lo que consigue sugerir, los tonos del día a día policial de ese cine negro caído en desgracia, pueden con mi favor y permiten que acceda algo de aire fresco para decir que es mejor que muchas, que aprueba por poco, pero que ha de ser así, para que no se asusten y alguien más se atreva con este género, por favor.
¿Dónde están aquellos actores que se comían los personajes con patatas, dónde están los que tenían presencia?, ¿Por qué esta insitencia en ofrecernos a futuros, a los cuales les queda aún mucho?. Cada vez noto más que se nos sirve pollo sin asar del todo.