Mientras Benigni nos cuela su petardillo de segunda mano con ansias de recordar tiempos mejores, por la puerta de atrás se cuela otra película italiana, también servida de comedia y drama a partes desiguales. Con la diferencia de parecer más sana, más sincera e interesante.
Pero no quiero centrarme en las odiosas comparaciones. ¿Qué tiene esta película que merezca mi atención e incluso mis euros en taquilla? Ni su director, Paolo Virzì, poco renombrado por estos lares, ni su coguionista, el televisivo Francesco Bruni tienen mucho que decirme.
Si tiramos a sus actores, un poco más. Su actriz protagonista aun es joven, pero el actor que tiene el rol de su padre, Sergio Castellito es algo más conocido. Seguro que a más de uno le suena su cara. Con bastantes películas a sus espaldas, recientemente le hemos podido ver en esa muy deliciosa “Deliciosa Martha”, y de cara al futuro, participa como actor en la película conjunta “Paris Je t’aime”, en el episodio dirigido Isabel Coixet, para más señas. Tenemos también a Margherita Buy, que ha participado en la muy reciente “El caimán” o en “El hada ignorante”.
Sí, poca cosa para animarse. Pero tengo el pálpito de que va a ser una película agradable, sensible, real pero imaginaria. Creo que uno puede salir con la sonrisa del cine y en estos días de verano comprarse su helado favorito para rematar la jornada. Una buena opción.