Decepcionante pero esperada respuesta de Kevin Costner (por ejemplo The Guardian, aunque se puede destacar Mr Brooks o Más allá del odio, ese es el camino, su problema es que necesita ser el absoluto protagonista y ya no hay papeles para él) ante su falta de éxito en cintas menores que hasta ahora no le habían hecho dejar el cine. El hecho de agarrarse a la excusa de la películas de corte moralista con niños es lo último en tipos como él que se agarran a la gran industria como animales con hambre pero de buen pienso. En esta ocasión encima con guión fastidiosamente poco interesante o mínimamente creíble.
Sinceramente no apoyo este film en ninguno de sus términos y no lo necesito en la cartelera aunque no es mía, desde luego que no y menos mal, porque los amantes de este cine iba a ver cuarteadas sus opciones de tanta tontería simplona en manos de una sonrisa que quiere conquistar a toda costa como en los años ochenta, como la de Kevin, y sino fíjense en el espacio que le deja a la niña en la carátula. Absoluto negocio al servicio de la mediocridad.