Eso. Que al final el cine vino a mi y, solo así, solo de esa manera, podía acabar viendo esta película. (Vamos, "el cine en casa".) Y es que ha acabado siendo lo que me veía venir.
Muy bien técnicamente, muy bien iluminada, muy bien actuada, con todo lujo de detalles (y de casting; Dustin Hoffman para aportar simplemente su presencia). Todos los aspectos técnicos o, como llaman en los Óscars, "menores", perfectos.
Pero toca bastante las narices que precisamente en una película que cuenta cómo le llegó la inspiración a J. Barry para crear nada más y nada menos que "Peter Pan", justo en esta película, la principal carencia sea de... ¡¡¡imaginación!!!
Falta imaginación para contar la historia de una manera que no hayamos visto ya muchas veces. Por ejemplo. Que sí, que la película está llevada con un ritmo agradable, correcto. Y se deja ver muy bien. Pero qué poquita imaginación.
Poquita imaginación visual. Ya me molestó en algunas de las primeras recreaciones ficticias de los juegos de barry con los críos. Pero sobre todo me llegó al alma en la recreación final del mundo de Nunca Jamás. Por favor, señores. Qué horror... Mucho verde, mucha niebla y tropecientos bichos de fantasía desperdigados por todos lados. ¿Qué coño es eso? Al menos el detalle de pasar directamente del plano de Winslet perdiéndose en ese mundo, mediante corte, a su funeral, es todo un acierto.