La película es una tontería, no aporta nada nuevo y sabemos perfectamente como va a terminar. Es más, respecto al final, por un segundo uno reza porque cierto toque amargo que apenas sí es esbozado sea escogido como el cierre definitivo a una de las dos historias de la película pero, era imposible, después de todo esto no es más que la clásica comedia romántica que ya hemos visto cientos de veces en televisión, con distintos títulos cada vez pero idénticas maneras, todas ellas.
Una pena, porque durante un primer tramo la película parece querer jugar a evidenciar abietamente por boca de sus personajes (la mayoría de ellos enmarcados en profesiones del mundo del cine; un guionista, un compositor de bandas sonoras, etcétera) los mecanismos de la comedia romántica para así usarlos sin miedo, incluso con cierta voluntaria exageración. Pero la gracia (incluso el acierto) dura poco y la idea queda, enseguida, en un simple y continuo citar y citar de viejas películas y viejos actores y esto y lo otro. Total, el mismo rollo nostálgico de más de una película. Y al final incluso esa primera buena intuición hace que la sosa resolución del conjunto sepa todavía peor de lo esperado.
Una lástima porque los actores están bien, con un baremo que camina desde el simple "bueno, bien" hasta el "¡muy bien!". Cameron Diaz sabe moverse en estos papeles aunque no es menos cierto que: primero, hace tiempo que esta muchacha está más que encasillada y, segundo, sus gestitos de rubia tonta empiezan a ser un poquito cansinos. Kate Winslet cumple, como ella sabe hacerlo. Histérica cuando tiene que ser, comedida en otros momentos. Muy acertada.
Los mejores del cuarteto protagonista, las dos estrellas masculinas. Jack Black cada día apunta más maneras. Si es que no las ha apuntado ya mil veces. Su físico parece limitarle para según qué papeles pero, qué más dará, tiene verdadero talento. Funciona. Este chico siempre funciona. Y Jude Law viene a demostrar que como galán de comedia (rol en el que no le conocíamos, al menos en el sentido clásico del término) realmente resulta impagable. Hace mejor a Cameron Diaz. Su primer encuentro y su primer diálogo acaban dando uno de los mejores momentos de la película.
Y es que la película tiene buenos momentos, sí; lo digo porque la nota final quizás dé a entender que estamos ante una basura... y no es para tanto. Detalles pequeños como la incapacidad de Cameron Diaz para llorar, la inesperada paternidad de Law o la escena de Jack Black soltando tonterías sobre las bandas sonoras de Carros de fuego o Tiburón realmente rescatan al espectador del agradable sopor general para, por unos momentos, entretenerlo. Pero son brillos intermitentes que no rescatan a la película de su mediocridad general.
Por lo demás, si por algo me da rabia que la película sea floja es por no acompañar, así, al precioso, hermosísimo homenaje a lo grande que la guionista y directora Nancy Meyers le regala a Eli Wallach, con un personaje fantástico, con una primera escena con Kate Winslet entrañable y con una escena final enternecedora, recibiendo un homenaje como personaje que perfectamente podría (¡y debería!) recibir como actor. Es, de largo, lo mejor de la película. ¡Que tomen nota los de la Academia!