Parece que cada vez es más difícil ver buen cine comercial. La cartelera está llena de subproductos de tres al cuarto pensados por un departamento de marketing que no ve el cine mas que como otro medio publicitario más.
Paradójicamente las malas películas son muy poco comerciales y la gente está abandonando los cines a marchas forzadas hartos de que les timen.
Pero Spike Lee llega al rescate. Al parecer denunciar la falta de derechos de los negros no supone un reto para él y está decidido a demostrar que se puede hacer buen cine comercial.
Espero de ésta película solidez e inteligencia aun tratando un tema ligero (o al menos no reivindicativo).