Crítica de la película Uranya por Olmo

Uranya es algo más que el nombre de una mujer. Uranya debe ser algo más que un personaje. Uranya huele a pueblo llano, a historia simpática, a comedia sin prejuicios. Una película que no tiene que contar nada demasiado importante porque lo importante nunca ocurre. Muy corriente pero con personalidad. A la griega.

Costas Kapakas dirige y escribe esta cinta griega de corte independiente que me recuerda de inicio un poco a Belleza Robada de Bertolucci. Por la cercanía de los paisajes griegos con los italianos. Por esa inocencia de sus personajes, por el afán de descubrir lo desconocido, porque todo el mundo tiene una oportunidad. Lo cotidiano como punto de partida. Y por lo erótico por supuesto. Una película con una carátula así merece que el espectador espere al menos la insinuación, lo sensual y puede que lo sexual. No será una película grande porque tampoco es su intención pero será de esas cintas que pronto llegará a esos canales con share bajo, normalmente filiales de una grande (todos la conocemos) con un perfil de espectador muy fiel al cine de autor.

Muy recomendable para todos esos jóvenes que empiezan a ver material más independiente y que tienen especial interés por este tipo de cine. Sobretodo por su temática, más cercana a sus inquietudes y sueños. Bendita sea Uranya.