No se puede decir que Déjame
entrar, la anterior película del director, Thomas Alfredson,
fuera "una de vampiros", y aunque en esta ocasión parece que sí
se ha ceñido más al género, tampoco creo que podamos decir que
esta sea simplemente "una de espías". Pero tiene todos los
ingredientes. Para empezar, se trata de la adaptación de una novela
de John Le Carré (El jardinero fiel, La casa
Rusia...). Alfredson parece haber elegido un tono serio, en clave
de thriller de los 70.
Eso sí, detrás de eso, espero de este
prometedor director, un punto de personalidad que la diferencie del
resto del género, sin renunciar por ello a los puntos fuertes. Una
garantía de firmeza es su interesante reparto, con Gary Oldman a la cabeza, Colin Firth, el siempre misterioso Mark Strong y John Hurt. La película se vio en Venecia y ha atesorado
algunos premios y nominaciones, aunque menos de los que en principio
se hubiera esperado, pues partía como una de las películas de éxito
de crítica del año.
En todo caso, cita indispensable, para
cinéfilos en general pero especialmente para los amantes del cine de espías de calidad.