Puede que el lector, si es asiduo a las salas, ya haya podido ver uno de esos anuncios en lo que aparece una anciana entrañable haciendo una pequeña crítica de cine de lo que el espectador va a ver a continuación para terminar añadiendo que para buena buena... su película. Este original anuncio es una buena muestra de lo que nos espera.
Cándida Villar es la distinguida crítica cinematográfica del programa de radio Gomaespuma. Antes de eso fue la asistenta de Guillermo Fesser (la mitad de gomaespuma) y a día de hoy tiene más de 70 años. Cándida es una persona real, todo lo real que puede ser alguien pasado por el filtro de los medios de comunicación. Cándida es fruto de la calle y su sentido se lo da el humor tan particular de este par.
Guillermo Fesser se estrena en la dirección. Hasta ahora había sido guionista en las estrambóticas y excepcionales películas de su hermano Javier Fesser “El milagro de P. Tinto” y “La gran aventura de mortadelo y Filemón”. Ahora ambos hermanos vuelven a ser guionistas, adaptando la novela de Guillermo Fesser "Cuando Dios aprieta, ahoga pero bien" pero el director es Guillermo.
El resultado de este cambio se evidencia claramente en el estilo visual mucho más moderado y muchísimo menos imaginativo. La estética de TBO y dibujos de la Warner dejan paso a un estilo mucho más realista que quiere cargar en las andanzas de su protagonista todo el peso de la película. Una cámara más preocupada en no perder detalle de cada palabra y de cada entonación así como de cada gesto para que podamos descubrir en Cándida a esa señora que todos conocemos de encontrárnosla en el portal o en la carnicería. Una representante de otro tiempo que nos hace reír sin contar chistes ni tropezarse. Nos hace reír con esa ingenuidad y esa osadía que son dignos de ver.
Una comedia que promete, pero promete para quien guste de este humor indirecto, de un tono de voz inocente heredero de Empanadillas y Joshuas. Una comedia que no dejará de tener su lado amargo, y es que la vida real de esta mujer no ha sido un camino de rosas.
Eso sí, puede estrellarse estrepitosamente si las riendas no se toman con firmeza. Y que nadie se lleve una sorpresa: esto no es una película, se trata de una pequeña locura.