En otro estado de cosas podría comentar que grato también ha sido contemplar el ritmo de la acción, por no ser interrumpido con horrendas explicaciones, al menos aún horrendas no eran diálogos extensísimos que cortan la acción. Esta misma acción no cesa, no se evapora en descansos que pseudoguionistas creen necesarios, sino que sigue y sigue y sigue, porque para diálogos están otras como Cold Mountain. Respetando las formas.
Que Elena Anaya estaba para ensalzar sentimientos de pasión, de acuerdo, que nuestro héroe tenía que lucir palmito, de acuerdo, que la guapísima lo es hasta demasiado teniendo en cuenta que ningún champú aguanta tanto trote, de acuerdo, pero no sé si tener en cuenta esa escandalosa manera de tratar de ser justo con ambos sexos durante la película para luego tratar de llevarnos a la eterna esperada pelea de mujeres o la excitante peleas de machos. Para eso que no lo intenten.
Algunos efectos podríamos rechazarlos, aunque en general muy pasables, dentro de lo cabido...
En cuanto a lo que no consiento, es a la amarga figura de Drácula. Nunca he visto a nadie tratar con tal recochineo a un personaje tan portentoso. En ocasiones es el gracioso de la peli, en ocasiones el elemento de comedia, en ocasiones un títere. No sé, un poco de dignidad, que como yo pensaba este actor seguirá sin encontrar su lugar en el cine.
Soy el único que ha intuido algún momento banda sonora de El Señor de los Anillos...Igual soy yo que estoy obsesionado. Sólo pequeños fragmentos.
Ah!! Un pequeño detalle, pensé que no caería en la sensibilidad final con toque cursi del final después de ver fallecer a la heroína. Que no creo que sepa si transgredir o seguir con lo mismo. O vas a por un público o a por otro. Los dos, solo los grandes.