Air doll tiene que
ver con muchas cosas menos, precisamente, con el sexo. Hirokazu Kore-eda articula su película como una verdadera fábula
(con más de una licencia a la hora de incluir el fantástico en la vida de los
personajes) que le sirve para reflexionar sobre las grandes cuestiones de la
vida, especialmente sobre lo efímero de la vida humana y en concreto, sobre la
muerte. En este sentido recuerda un poco a otra interesante película del
director: After life.
Como ocurría en Lars y
una chica de verdad, el objeto sexual sirve para que cada personaje
proyecte sus frustraciones y para construir metáforas sobre diferentes
cuestiones. Cuando Nozomi habla con el anciano ante los enormes bloques de
edificios sobre la soledad y deshumanización en la gran urbe, cuando su "amante"
necesita volverla a la vida con la facilidad -casi bíblica- de insuflarle aliento
para superar la injusta pérdida que ha tenido y poder creer que se puede
vencer a la muerte tan fácil... Y así con un buen número de personajes algunos de ellos
menos desarrollados y quizá sobrantes.
El cine no se queda fuera de su punto de mira. Ya de
entrada, unos cuantos guiños a varias películas gracias a la inclusión del
videoclub. Pero sobre todo, ese uso, en determinado momento, de la palabra "sustitutivo"
para designar al DVD con respecto al cine, la misma palabra que se usa varias
veces para la muñeca con respecto a una relación real. El director lo tiene
claro: la experiencia plena se vive en una sala de cine.
El film está cargado de poesía, rodado con una delicadeza
muy propia del cine oriental y con una banda sonora mimosa de World's end girlfriend que recuerda un
poco a Amelie. Las imágenes que
atañen al fantástico (las transformaciones, etc) están diseñadas sin alardes de
efectos digitales que habrían arruinado la magia. Mediante el montaje y el
encuadre se construyen todos los efectos. Mención aparte para la gran
interpretación de la actriz Doona Bae.
Le sobra algo de metraje, especialmente por los personajes
que no terminan de estar desarrollados del todo y mejor que hubieran quedado fuera, pero
por lo demás una película bella, reflexiva y entretenida. Vamos, a lo que nos
tiene acostumbrados Kore-eda.