Woody Allen estrena en el
festival de Cannes su última película. Eso sí, fuera de concurso;
está claro que el cine de Allen ya no transciende los suficiente
como para ser tenido en cuenta a concurso, aunque sigue siendo una
figura interesante que merece una presencia en el festival más
importante.
Se trata de la segunda película que
realiza con la productora española MEDIAPRO, y no será la última,
pues tiene firmada otras dos, una de ellas ya en preparación. Aunque
en esta ocasión la presencia española será mucho menor que en
Vicky Cristina Barcelona, hay que destacar que el director ha
contado con Antonio Banderas para un papel cuando menos
emblemático. Con este, ya ha cumplido con los tres intérpretes
españoles más internacionales (después de hacerlo con Javier
Bardem y Penélope Cruz).
No habrá demasiadas sorpresas en esta
película que Allen manejará con soltura pues trabajará en su
línea: una comedia dramática, con algunos momentos que rozarán el
absurdo, con relaciones familiares y sobre todo, con relaciones de
pareja. La receta que mejores resultados le ha dado volverá a ser
utilizada, conoceremos ya de sobra su sabor pero eso no quiere decir
que no podamos disfrutarla.
Completan el reparto intérpretes de la
talla de Naomi Watts, el muy de moda Josh Brolin y el
gran Anthony Hopkins, un actor a veces acostumbrado a usar el
automático, pero que con Allen sacará lo mejor de sí, que no es
poco.