Es agradable de ver y evidentemente es entretenida, no olvidemos que dura hora y cuarto, podríamos fusilar al guionista si no lo fuera. Pero no, debería transigir en demasiados puntos para no decir que este es una mal guión. Es forzado, artificial, mecanizado, tonto a veces, y de moraleja facilona. Aun así, recordaré esta película con cierto cariño.
La recordaré con cariño porque es una película muy pequeña en la que se nota que Morgan Freeman ha disfrutado especialmente. Esta faceta cómica que no suele mostrar ni en las comedias, es de agradecer y parece sólo aflorar en películas de baja producción donde puede librarse de la coraza de personaje serio y de mucho peso. Aquí puede jugar a balancearse con ese siempre inquietantemente cómico actor indio que es Kumar Pallana. Gags en el límite de la validez que hacen de esta una película entrañable.
Paz vega no aguanta mal el reto, es una pena que la veamos doblada, primero por no reconocer su voz y segundo por los cada vez más habituales flirteos con el español que nos llegan de Hollywood. Por ejemplo la escena en la que canta en castellano. Ambos actores funcionan muy bien juntos.
Pero estas buenas intenciones de los actores se queda empañada por un guión demasiado pobre. Los intentos de introspección en los personajes parecen forjados a martillazos, la necesidad de continuar la trama es forzada hasta el extremo, el dibujo de las situaciones y personajes no es demasiado fino. Y además, todo lo hemos visto ya, claro. Sabemos que una canción en el coche puntúa triple en una película independiente. Que si nos damos un garbeo por esos terribles bungalows de mala muerte podemos afirmar sin miedo que sí, que estamos en ese tipo de cine, en el genuino. En fin, todo eso.
Con todo, no me disgusta haberme acercado a los cines para ver esta película fallida.