Crítica de la película El hombre del tiempo por Romulo

Fue en 1999 cuando el colectivo cinematográfico se rindió a los pies de una peli tan interesante como menor y sobrevalorada: American Beauty. Desde luego, lo peor no fue que la gente reaccionase ante ella como si nunca se hubiese hecho nada tan cojonudo (ni tan cojonudo ni ta nuevo; cosas así se hacían pero no tenían el eco ni el apoyo previo que esta había tenido). Lo peor es que, con el tiempo, ha dado a luz a todo un subgénero.

Ahora, ya en pleno 2006, recibo, visiono y critico a este hombre del tiempo producido un año antes, en 2005. Y la consumo con agrado y con interés. Pero siendo consciente, tan pronto como la termino, que es otra más de las películas que conforman el citado subgénero. El padre de familia. Su desastrosa vida como marido. Su desastrosa vida como padre. Su desastrosa vida como hijo. Sus complejos como persona. Su trabajo como vía de escape. Y mil cosas más ambientadas todas ellas en esa supuesta América-cómoda-de-clase-media-alta-que-no-se-parece-ni-en-el-cuarto-de-baño-a-nuestra-clase-media-alta.

Después de esta primera reflexión, me centro en dos aspectos más. Por un lado, la propia película. Nicolas Cage está bien, muy adecuado para su papel. Caine aporta tal sobriedad, tal clase y tal distinción a la película con cada una de sus apariciones que hace que todas esas escenas formen parte automáticamente del grupito de lo mejor de la historia.

¿El sarcasmo? Bien, gracias. Se agradece pero no es nada nuevo en estas películas. Originalidad, la hay. A ratos. Porque es así: sólo a ratos. El hombre del tiempo vestido de traje con un kajac, arco y flechas por la ciudad. Las divertidísimas y estupefactas reflexiones del pobre hombre sobre por qué la gente le tira comida rápida por la calle. Son varios los momentos realmente buenos. Realmente originales. Realmente interesantes. Y que me han hecho pensar, muy mucho, si realmente la película se merecía una cuarta estrella.

Y puede ser que sí, que realmente se la merezca. Lo que ocurre es, en contrapartida, son unos cuantos (ni uno ni dos ni tres) los momentos que ya nos conocemos. De memoria. Por American Beauty y posteriores. Y, además, a Steve Conrad (guionista) se le ve el torpe plumero con el pegote del orientador pederasta del hijo del protagonista. Torpe, torpe, y muy cantoso. Son detalles que restan.

El último aspecto que me llama la atención es, ciertamente, ajeno a la película. Siendo sincero, es una reflexión más. La última, sí. Y es que si esta película se hubiera estrenado en 1999, en lugar de American Beauty, también habría sido la película de los Óscars y también la habrían puesto en un altar. Y os digo una cosa más: Con ambas películas me pasa exactamente lo mismo, que no sé si encender la cuarta estrella o dejarlo en tres. Pero con El hombre del tiempo tengo muchas más dudas. Porque está más cerca de esa cuarta estrella que American beauty.

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