Con un elevado sentimiento de expresar cuanto se merece esa Cuba antes de todo y de nada, la película es un viaje no de ella, sino de un personaje interpretado con carisma por Andy García, pero con extensos minutos y una manera un tanto lenta y difícil de seguir.
Partida en dos mundos, el del cabaretero y el de la Cuba que se transforma, tenemos que elegir el del amor de músico para paliar nuestro poco ánimo antes las caricarturizadas imágenes del enemigo, el dictador y sus secuaces y el revolucionario con los suyos. No son buenas, son sacadas de refilón, como la toma del palacio, o como el personaje del Ché, débiles, de quita y pon, sin garra, por lo que no adquieren demasiada presencia, y el film podría seguir su curso de amor por una mujer y por un país, sin tener que soportar esas referencias.
Pero, el film tiene también cosas muy buenas, la interpretación del director, que aparece en prácticamente la totalidad del film, el consenso de imágenes y música, el intento de crear una historia grande alrededor de una familia y el cansino pero eficaz padre presidiendo la mesa, con comentarios agudos y definitivos.
Inés Sastre sostiene el personaje con lo justo pero no destaca por mal, así que la batalla del querer que se presenta es digna, aunque los acontecimientos estropeen la presencia de una mujer que la fin y al cabo nunca tuvo nada demasiado claro.
Preciosa la manera de incluir a Bill Murray en el reparto, con un personaje que aunque chirría, gusta de contemplar para descansar de tanta seriedad y fatalismo. Realmente consigue que nadie quiera callar sus comentarios.
Me gusta el intento del film de ser intenso en la historia, aunque no tanto que lo sea en el minutaje, abreviando escenas que duelen de relajadas, porque nos translada hasta Nueva York, con un Hoffman de proporciones exactas. Me gusta que se pasen tantas etapas y acaben los fotogramas con un Fico lavando platos, me gusta que haya querido ser una película mucho más allá, pero no lo consigue y juzgándola por lo bueno y lo malo, es una película que será olvidada aunque no sus detalles.
Una vez más una película a la medida de un gran actor, que se luce cuando se trata de ser melancólico con su tierra.