Director, actor y temática son tremendamente atractivos en este film que aparece como si nada en la cartelera pero que es desde luego uno de los productos con más votos para ser una de las buenas del año.
La magia de Tim Robbins con ese gesto hermético pero transmitiendo energía, la dirección pausible desde hace tiempo de Winterbottom y la pureza del amor en tiempos de futuro, un futuro menos mecanizado de lo normal, menos altanero, pero con los detalles necesarios para hacerla merecedora de un género bien apreciado.
El amor, base en el film, será un personaje más para la trama, se convertirá en uno más de los alicientes como suele acostumbrar este director de detalles curiosos, tendencias nuevas y potente poder visual.