Uno ve como poco a poco el cine español se va transformando, y lo hace en todas direcciones, poco a poco y hacia todos los caminos. Siempre he defendido que para ver películas menores de Estados Unidos, astilladas y chirriantes, pues casi que las vemos de aquí y tan contentos. La presente película de Antonio Trashorras (primera película, mucha expriencia en TV y guionista de El espinazo del diablo o Agnosia como las más importantes) se me antoja un ejemplo de esto, un traspaso de capacidades en un cine moderno español para todos los palomiteros.
Género de terror Light, género de susto y tensión, hermetismo de una historia con niña guapa, Ana de Armas (Mentiras y gordas), sex boom, ideal para atraer al gran público entorno a la típica historia que funciona muy bien en taquilla. Aplaudo la presunta gran capacidad técnica, lo que decía antes, crecemos y eso es bueno, aunque no me atraiga este cine. Me consta que muchos serán los poseedores de entrada y bienvenido sea. El título ya da pistas, que yo no daré más, sobre donde y cómo suceden los golpes de tensión y los amantes de este cine no van a pasarlo por desapercibido.
Mucha sorpresa me daría si se convirtiera en una especie de maravilla de guión que nos mantenga alucinados hasta el final sin fisuras y movimientos sin sospecha de los sucesos. No creo que sea perfecta, no creo que sea tan redonda, no creo que sea como Buried.