Crítica de la película Cuentos de Terramar (Gedo senki) por Iñaki Ortiz

Andar y andar y no llegar a ninguna parte


2/5
29/10/2007

Crítica de Cuentos de Terramar (Gedo senki)
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Esta película ha sido para mí un tremendo chasco. En la duda de si el director, Goro Miyazaki, alcanzaría la calidad de su padre, Hayao Miyazaki, me he olvidado de otra cuestión mucho más sencilla, ¿alcanzaría un nivel mínimamente aceptable? La respuesta ahora es clara: no lo alcanza, al menos no con esta, su ópera prima.

En los primeros diez minutos de película parece que se nos va a contar algo. Un barco en la tormenta, los hombres que buscan cambiar el clima, el verdadero nombre del viento y del mar. Después en la ciudad, poblada, y caótica, con tanques en la calle al más puro estilo steampunk, marca de la casa.

Pero pronto el equilibrio se rompe con ese momento en los pasillos de palacio donde ese viejecillo, asustado y asombrado por las circunstancias, nos cuenta una leyenda. ¿Puede existir algo más manido? Pero lo peor es que desde ese punto la película cae en picado. Porque del viejecillo, de palacio, de la ciudad y de los marinos, del barco, de las expediciones, del mundo en general, no se vuelve a saber absolutamente nada. Sólo seguimos una historia aburridísima apartada de todo, con apenas unos cuantos personajes mal dibujados (y con “mal dibujados” quiero ser ambiguo), casualidades inaceptables y situaciones terriblemente trilladas, aburridas y sosas a más no poder.

Para colmo, una trama estirada con interminables escenas de personajes andando de aquí para allá por larguísimos caminos, pasillos y escaleras. Un protagonista sin el menor rasco de carisma y mucho menos coherencia. Una joven con una buscada actitud agresiva que no tiene nada de química y que parece moverse como hoja que lleva el viento. En definitiva, una historia aburrida, lenta, sosa y mal contada, a la que, además – y esto es lo más grave – no se le ha sabido dar un toque de la magia de los reinos olvidados y los magos en decadencia. Sólo hay arados y pesadez. Mención a la pesadez para la interminable cancioncilla de la dichosa cría.

Ni la animación se salva. Aun que los paisajes, en general, son bellos y hay alguna que otra escena con dinamismo y soltura, en general me ha transmitido una excesiva sensación estática. Además, la siento barata, como si para esta película no se hubieran empleado la cantidad de horas habituales. La ya clásica sustancia viscosa, que ya está más que controlada, se mueve aquí con menos detalle, con colores más simples y movimientos más flojos, como para pasar un examen poco exigente. La imagen de los personajes no tiene ninguna fuerza, no tiene vida. Me ha sabido a esas secuelas que hace la Disney y saca directamente en video, con movimientos los justos y fluidez muy simplificada. Una pena, habría sido algo a lo que agarrarse.

Por último, comentar lo machacona que era la banda sonora, casi me parecía tener a Carlos Nuñez sentado a mi lado. Continuas exaltaciones fáciles que querían suplir la falta de fuerza dramática tanto del guión como de la animación.

Salvo de este proyecto que puede ser un producto aceptable para un crío de corta edad, aunque quien sabe, yo creo que ahora ni los niños tienen paciencia para ver andar a una llama.



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Cuentos de Terramar (Gedo senki) en festivales: Festival de Venecia 2006 , Festival de Sitges 2007 , Semana de terror 2007




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