De todos es sabido a estas alturas lo que el mes más caluroso por excelencia, agosto, suele ofrecernos en lo que a la cartelera de cine se refiere. Los grandes superhéroes, las chicharreras comerciales en general o en particular, efectos especiales y productos de gran embergadura en cuanto a cine de animación no necesariamente infantiles aunque osos pandas practicando artes marciales se nos ha paseado hasta en dos ocasiones. No es una crítica pero todos sabemos lo que hay. También considero que es un mes muy propicio para ir al cine en familia y tomarse la licencia de "malgastar" locamente esas hipotecadas entradas que pronto desaparecerán en papel, puestos en ello...
La precrítica en cuestión es la película francesa La felicidad nunca viene sola con Sophie Marceau como cabeza de turco para hacer algo más comercial y atractiva esta comedia romántica veraniega. La simpatía, belleza y dotes de interpretación venida a menos serán sus principales bazas. Y en la dirección el también galo James Huth, un director un tanto freaky en lo que se refiere a cintas realizadas hasta la fecha. Adolescentes, surf, musicota y Lucky Luke nada menos que con el oscarizado Jean Dujardin son sus declaraciones cinematográficas. Y con unas críticas más bien bajas. Por eso parece ser esta su apuesta más seria, nada menos que una comedia romántica de verano, sin comentarios.
Aunque he de decir a su favor que verano, oferta angosta y comedia romántica forman un buen equipo no como algo especial sino como algo que cubra las necesidades, bien en pareja o en familia. Nunca en soledad, no malgastemos. Para reír en grupo, matar las horas de alguna que otra tormenta de verano, vamos, la típica sesión nocturna amable que no aporta pero que distrae. Película fugaz.