A veces abreviamos el nombre de la Semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián como, simplemente, Semana de terror. Obviamos el "fantástico" por abreviar, y muchas veces los profanos creen que sólo se dan películas de terror. Este es un buen ejemplo de género fantástico. Quizá no en su vertiente más americana y de carne y hueso, sino dentro de la fantasía japonesa animada. La animación japonesa: ese mundo.
Concretamente, se nos ofrece una película de animación tradicional, sin ordenador, con un trabajo de enorme calidad, que rescata lo mejor del estilo Miyazaki con, si se me permite, algo del Spielberg de los ochenta. Una combinación algo suave y para niños... que para los que vamos buscando emociones fuerte puede resultar... aburrido.
Personalmente me encanta que los japoneses traten, una vez más, el contrapunto entre tradición y modernidad que tanto les obsesiona, sobre todo si representan la modernidad con ese steampunk tan elegante que suelen tener, con ese estilo visual tan colorista. Lo que me da miedo es aburrirme en un metraje que se me haga demasiado largo y que sólo traiga una propuesta estética.
Con vocación de gran epopeya, para la que hace falta no olvidarse de contar una buena historia...