Cine japonés triunfador en el Festival de Gijón donde se hizo con la estatuilla de Mejor película, que irrumpe en las retinas de los espectadores con un corte distinto, una película con adolescentes, sobre adolescentes y en blanco y negro. Hay algo más detrás, por supuesto, pero ¿será suficiente para convertirse en una buena película?
El director debutante tratará de trasladar al mundo adulto el juego que plantee entre las protagonistas jóvenes en sus situaciones propias de la juventud y la adolescencia. Este tipo de juegos de guión sobre todo, deben de soportarse así mismos, y por encima de todo, con algo de ritmo y entretenimiento, o por el contrario crudeza y dureza, pero si no se tienen ninguno de estos atributos se suele pagar cara con el público general.
Me espero una buena intentona de originalidad, algo de monotonía y sobre todo, una necesidad demasiado importante de implicación del espectador que hasta ahora mismo no sobra en las salas. Difícil de llevar a las grandes salas, porque no es cine comercial y difícil de trasladar a las salas más puristas, demasiado producto intermedio. Que tenga buena suerte en su recorrido, los premios siempre ayudan…