Crítica de la película Superfumados por Romulo

David Gordon Green, director de Superfumados, no es el clásico director experto en patochadas paródicas que se aúpa a la cartelera con otra más del estilo. En su caso, estamos ante un tipo que hasta ahora no había conseguido despuntar pasando por todo tipo de géneros: thriller, comedia romántica... En esa búsqueda caótica, ha caído en este proyecto en el que, está clarísimo, la clave ha de buscarse en el guión y en los actores.

Y justo ahí encontramos un nombre en común: el protagonista Seth Rogen es también uno de los co-guionistas de la cinta. Él estuvo ya en Supersalidos, ese título que pareció darle algo de vida al más que muerto subgénero de las gilipolleces yanquis. Aquella peliculilla funcionó, creó una considerable legión de fans a su alrededor y, por lo que parece, tendrá larga vida: Supersalidos debemos tomarla como una continuación de aquella idea y sobre todo de aquel estilo.

Prueba de esto es que el otro co-guionista de Superfumados, Evan Goldberg, lo fue también de Supersalidos. El mismo equipo, en definitiva. Respecto al repetido "super" de ambos títulos, no lo tomemos como referencia: simple elección de la adaptación al castellano.

Así las cosas, Superfumados tirará a un humor despendolado, extremo, sin miedo al ridículo. Realmente nada lejos de otras muchas chorradas que, desgraciadamente, nos hemos tragado. Pero se le supone también ese puntito de ingenio que gritan a los cuatro vientos los más fanáticos de Supersalidos.

Por ahí pasa también la elección de actores no habituales del género, como puede ser James Franco, el cual supongo que -conociendo alguno de sus hobbys- no necesitará actuar demasiado para interpretar a un "superfumado". También anda por ahí Bill Hader, este sí más habitual en comedietas (recientemente le vimos en la maravillosa Tropic Thunder).

He de apuntar, para terminar, que no es este mi género, precisamente, y que dudo que la disfrute, dudo siquiera que termine por verla. Pero reconociéndole un público, hay que entender que seguramente esté por encima de la media a la que Yanquilandia nos tiene habituados en su cine gamberrete.