Los padres de ella y Los padres de él, son las películas que preceden a esta tercera entrega que cambia de director pero sigue con la misma premisa, un Robert DeNiro y un Dustin Hoffman poderosos en su captación de epectadores con la simpatía de Ben Stiller de por medio.
Los no conocedores de la trama podrán ver claramente lo que se proponía la primera y la segunda entrega por medio del título y ahora añadimos la llegada de los niños. Así de forma sencilla y estudiada, siendo la reina de las comedias malas, posee un poder de elitismo con respecto al respecto de films menores que le ha hecho subsistir en la taquilla.
La cuestión es que se están pasando, porque si en esta entrega aparece el director Paul Weitz (American Dreamz o El circo de los extraños), que podría dar algo de equilibrio a la flojera de historia, a la vez aparecen una serie de actores de siempre en un juego no de cameo pero sí de clara apología del divertimento fácil que nos asegura la mala nota. Ideal para los que deseen ver a Jessica Alba, Harvey Keitel, Barbra Streisand, Owen Wilson o Laura Dern haciendo un poco el tonto.